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Un funcionario de la oficina de Aduanas y Tarifas del Ministerio de Finanzas de Japón enfrenta duras críticas tras perder documentos con información confidencial sobre 187 sospechosos de contrabando de drogas.

Según relatos de la prensa local, el empleado —cuyo nombre no ha trascendido— asistió a una reunión social la noche del 6 de febrero en Yokohama, cerca de Tokio, bebiendo hasta nueve vasos de cerveza en un lapso de cinco horas. Al regresar en tren a su vivienda en Sumida, advirtió que su bolso había desaparecido, sin saber con exactitud dónde lo extravió.

Los documentos perdidos detallan identidades y direcciones de presuntos traficantes de drogas,además de datos sobre individuos sospechosos de recibir semillas de cannabis. También se hallaban dentro de la bolsa dispositivos portátiles que contenían información personal del propio funcionario.

El Ministerio de Finanzas calificó este incidente de “profundamente lamentable” y admitió que “socava significativamente la confianza pública”. La institución japonesa no ocultó su preocupación por una posible filtración de datos que, en condiciones normales, deberían guardarse con extremo cuidado.

La emisora pública NHK informó que el ministerio evalúa sanciones contra el empleado, quien desempeñaba labores vinculadas a la supervisión del contrabando y temas aduaneros. El suceso, al parecer, se produjo luego de una sesión prolongada de bebida con compañeros de trabajo, práctica común en Japón como parte de la cultura corporativa, donde la ingesta de alcohol sirve para “romper el hielo” y favorecer la interacción entre colegas.

Pese a que el nombre del implicado no ha sido divulgado, se sabe que el error se inscribe en una preocupación creciente sobre la seguridad de datos en el país.

A mediados de 2022, un policía japonés se hizo tristemente famoso por perder, en medio de su ebriedad, archivos de investigación que contenían datos de 400 personas.  Organismos de control y transparencia han reclamado acciones más decididas para asegurar que documentos de alta relevancia no terminen expuestos a raíz de conductas imprudentes.

La historia también remite a los debates locales sobre el límite entre la cultura social del “nomikai” (reuniones para beber y socializar) y la responsabilidad individual de funcionarios con acceso a información delicada. Por ahora, no se ha dado con el paradero de los papeles extraviados ni con el bolso.

Por AL PE

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