Ciudad de México.- Con ventas potenciales de dos mil millones de dólares en juego, el gobierno de México amenaza con cerrar la cartera y traza su línea: no permitirá que las grandes trasnacionales de los farmacéuticos “le impongan criterios económicos” y le obliguen a comprar vacunas contra el SARS-COV2 para 2023; incluso, todavía se analiza si será necesaria una nueva ronda de vacunación nacional, sentenció subsecretario de
“El gobierno de México no aceptará presión alguna de las entidades privadas utilizadas en el negocio de las vacunas o cualquier otro insumo para la salud, y nuestras decisiones estarán basadas en principios científicos, en análisis rigurosos y en un principio fundamental de soberanía y de separación del poder político y del poder económico”, advirtió.
En entrevista, López-Gatell denunció la existencia de un esquema de “obsolescencia programada” en las vacunas que ofrecen los grandes consorcios farmacéuticos, los cuales han creado productos que requieren de un continuo consumo mediante refuerzos periódicos, en vez de crear reactivos de un sólo uso.
A la par, señaló que los argumentos científicos detrás de una nueva ronda de vacunación “todavía no son claros” por lo que, aún cuando ya hay apartada una bolsa potencial para la compra de reactivos en el Presupuesto de Egresos 2023, no es un hecho que el gobierno federal vaya a negociar nuevos contratos con farmacéuticas de Estados Unidos, Rusia, China y Gran Bretaña.
Por el contrario, denunció que su equipo ha sido blanco de un constante “cabildeo” por parte de la industria farmacéutica para tratar de convencerles de la necesidad de comprar millones de vacunas, creando un mercado de consumo permanente en México.
“La industria farmacéutica, las casas farmacéuticas concretas que han estado involucradas en este enorme negocio, nos han estado acosando, no solo al gobierno mexicano, sino a todos los gobiernos del mundo y a la Organización Mundial de la Salud”, abundó.
Aunque no las mencionó por nombre, las únicas empresas autorizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para vender vacunas contra el SARS-COV2 en México son las estadunidenses Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson; la británica, AstraZeneca; el Instituto Gamaleya, de Rusia; y Sinovac así como Cansino, de China.
En 2022, estos siete consorcios se repartieron un presupuesto asignado a compra de reactivos cercano a los 40 mil millones de pesos, o dos mil millones de dólares, lo que hace al mexicano uno de los mercados más lucrativos del planeta y firme partícipe de las ganancias históricas que han registrado estas empresas.
Tan solo en 2021, Pfizer reportó ventas globales por 37 mil millones de dólares en vacunas contra covid, mientras que AstraZeneca se embolsó cuatro mil millones. Johnson & Johnson ganó 2.3 mil millones.
–¿Qué porcentaje de la población, se estima, habrá de contagiarse en esta quinta oleada? —
«Más o menos siete de cada diez mexicanos nos vamos a enfermar en esta ronda. Desde luego no se puede predecir quién, ni que quien tiene mayor contacto social o interpersonal tiene mayor probabilidad de infectarse que el que no lo tiene».
—Como ocurre con otras enfermedades, ¿nos vamos a tener que vacunar todos los años contra el covid-19?—
«Es una excelente pregunta para la que desde mi punto de vista no hay una respuesta convincente. No tenemos una respuesta convincente porque falta tiempo, falta período de experiencia.
«Finalmente vamos a constatar la necesidad de una vacunación repetida en la medida en que el virus persista más allá del período epidémico. ¿Eso significa que necesariamente hay que vacunarse todos los años? o incluso significa que ¿necesariamente hay que vacunarse? La respuesta es: no necesariamente. La respuesta vendrá con el tiempo si la evolución del covid, del virus SARS-CoV-2 y de la enfermedad covid, empieza a ser tal que los síntomas en intensidad vayan siendo cada vez más leves, más tolerables, por desagradables que sean«.
—Ahora, en el corto plazo se tiene que tomar una decisión e imagino que ustedes están haciendo previsiones para 2023. Se lo pregunto directo: ¿Nos vamos a vacunar el próximo año? —
«Tampoco hay una respuesta todavía porque tenemos que terminar de vacunar a la población con su esquema primario. O sea, lo que sí tenemos hoy como una prioridad es lograr proteger de mayor riesgo a la población, porque eso es a lo que nos comprometimos, eso es lo que nos parece éticamente correcto y eso es lo que nos parece funcional en términos de una estrategia de control epidémica».
—Pero es de suponer que el gobierno tiene un marco temporal en dónde debe tomar una decisión en algún momento próximo—
«Es correcto. Ahora una vez que completamos eso surge la pregunta no solo si vamos a tener que vacunar repetidamente, o si vamos a tener que seguir vacunando. Si la enfermedad progresivamente va dando, como lo ha dado hasta ahora, parece ser la tendencia, una enfermedad más leve, más leve y más leve, llegará a un punto en el que es exactamente comparable con otras enfermedades respiratorias comunes de ocurrencia universal históricas. En esta época moderna todos, absolutamente todos, lo hemos tenido al menos una vez, y nos da todos los años: hay a quienes nos da dos veces al año, hay a quién les le da cinco veces al año y nadie está pensando ni ha pensado alguna vez en crear una vacuna contra esos otros coronavirus».
—Sin embargo, en cualquier escenario, se va a tener que tomar la decisión de comprar vacunas para el 2023 en las próximas semanas—
«Sí, pero es una respuesta compleja que no es blanco y negro, pero la pregunta es súper pertinente porque es lo primero en lo que van a reaccionar los partidos de oposición y grupos conservadores. Van a decir ‘ni siquiera han considerado el presupuesto’. Eso es falso. Esa es la primera previsión que tomamos, en lo que decidimos si va a haber o no, aseguremos que tenemos el dinero. Y esa fue una instrucción del Presidente desde hace meses, casi, de hecho, desde hace dos años».
—¿De qué tamaño es esa bolsa? —
«Ahí no le voy a revelar porque quiero comentar otra cosa. A nivel global, esto no es un fenómeno de México, es un fenómeno global. Y casi diría es un fenómeno de un ciclo grande de la historia. Está capacidad de los virus respiratorios de mutar y escapar a la respuesta inmune inducida por las vacunas, da una oportunidad de negocios para la industria farmacéutica, y ojo, que voy a dejar muy en claro que no voy a hacer una acusación o una teoría conspirativa porque no tengo una evidencia concreta de ello.
«Sólo voy a describir una realidad económica potencial: si una empresa farmacéutica conoce que los virus mutan, y el mejor ejemplo es el virus de la influenza, para el que hay vacuna desde hace varias décadas, tiene un gran incentivo para abstenerse de producir una vacuna de protección universal permanente».
—¿Cuál es su fecha límite para decidir si hay vacunación en 2023? —
«No hay una fecha fija. Y aprovecho para decir, y ojalá que me escuchen en la industria farmacéutica. Lo he dicho en las mañaneras también, y lo voy a seguir diciendo: la industria farmacéutica, las casas farmacéuticas concretas que han estado involucradas en este enorme negocio, nos han estado acosando, no sólo al gobierno mexicano, sino a todos los gobiernos del mundo y a la Organización Mundial de la Salud.
«Han estado acosando con estas ideas fatalistas, no voy a decir qué empresa, desde luego, pero sí voy a explicar cómo ha sido la mecánica: cuando empezamos a tener las primeras compras de vacunas y empezó esta inducción del sentimiento de urgencia en la sociedad, y está evidencia mal terminada, no digo mala, pero todavía no terminada, de que se iba a acabar la inmunidad. Se nos presentaron estas casas farmacéuticas, sus gerente, sus gerentes de comercialización, sus abogados, a convencernos de que era el momento oportuno de reservar vacunas porque venía esa idea de la fecha fatal: si no las compras antes del 15 de tal mes, esos lotes de vacunas se los tengo que dar al mercado mundial».
—¿Los están presionando en este momento, acosando, cabildeando?—
«Yo diría que eso no ha cesado».
Con Información de: Milenio.com.mx