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¿Aún sirven tragos de alcohol las aerolíneas que cubren la ruta Ciudad de México guion Tapachula?

Vale la pregunta porque de otra suerte nadie se explica el porqué, en su sano juicio, la vulgaridad y ruindad con la cual AMLO respondió a la condena que hiciera a su gobierno el Parlamento Europeo por las amenazas, el acoso y el asesinato de periodistas y defensores de los derechos humanos en México.

Ni que hubieran dicho mentiras.

También que los eurodiputados hayan instado a que estos crímenes –que ya han acabado con la vida de seis reporteros en lo que va de 2022 se investiguen de manera “rápida, exhaustiva, independiente e imparcial”.

Casi lo mismo que sobre el tema han dicho desde el Capitolio y aún en la Casa Blanca, la de allá, la que está casi en la rivera del Potomac.

Y es que sólo borracho se puede responder así, con tamaña indignidad, a planteamientos serios como los que se hicieran el jueves desde Bruselas.

O loco, no hay por qué descartar la opción.

Pero imaginemos que sí, que en ciertos vuelos todavía venden botellitas con algún tipo de tóxico, ya sea tequila, vodka, ron o hasta whiskey.

Y que ya con dos o tres entre pecho y espada, el tal Jesús así mencionado por el titular del Ejecutivo– se haya acercado como serpiente sibilante hasta el asiento ocupado por el ciudadano de marras, le haya leído la condena y, ya encarrerado el gato, le haya aconsejado responder de inmediato y con furia.

A ver. Saca pluma y papel –le habrían ordenado para, de inmediato, comenzar a dictarle:

“A los diputados del Parlamento Europeo (punto y aparte).

“Basta de corrupción, de mentiras y de hipocresías (punto y aparte)…

… y por ahí ponle que son unos borregos…”

 

“¡No mames. Esto es fake!”

Y en cuanto el insólito comunicado de prensa fue subido a redes –me imagino que poco después de haber aterrizado en el aeropuerto internacional de Tapachula– pocos daban crédito a lo que ahí se leía.

En su cuenta de Twitter, un furibundo amlover como sin duda es Gerardo Fernández Noroña (se dirigía al titular de Relaciones Exteriores (@m_ebrard) señalándole: “Ese documento debe ser falso”.

Y momentos después, con humildad casi casi franciscana, Fernández Noroña admitía: “Ya vi que no es falso”.

Fechado en Ciudad de México –aunque haya sido producto de una auténtica “volada” en el espacio aéreo– el 10 de marzo de 2022, el comunicado 2249 de la pomposamente llamada Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno de la República causaba todo tipo de estragos en las redacciones de los diarios, estaciones de radio y de televisión, lo mismo que en las oficinas de los corresponsales extranjeros.

“¿De verdad lo envían de la Presidencia?” “¡No mames. Esto es fake!” “Checa en la oficina de Ramírez Cuevas. No sea que nos quieran meter un gol”…

Narra el diario El Universal que, incluso, la polémica diputada federal de Morena, Patricia Armendáriz, primero pidió a la Secretaría de Relaciones Exteriores que desmintiera el “burdo escrito”, pero después respaldó la respuesta:

“Por favor SRE favor de salir a desmentir que este burdo escrito provenga efectivamente del Gobierno de México, López Obrador”, escribió la también empresaria –quien admitió que defraudaba al fisco y lavaba dinero en el salinato–, en un mensaje en Twitter.

Y más tarde, cuando a la señora Armendáriz le aclararon la veracidad de lo que había llamado “burdo documento”, escribió en la misma red social: “Mi solidaridad con la respuesta de López Obrador que no es una pieza de diplomacia pero pone un basta a este tipo de ataques de mexicanos usando órganos extranjeros de presión”.

Por AL PE

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