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Una de las obsesiones, prohijadas por el hiper presidencialismo mexicano, consiste en la terquedad del Tlatoani en turno, de decidir quien debe sustituirlo en la silla imperial, ningún mandatario ha resistido la tentación.

En este contexto, el presidente López Obrador, que afirma ser un demócrata consumado, también se encuentra obcecado, en designar al candidato de MORENA, so pretexto de que debe continuar con su proyecto.

Para ello, le ha dado por compararse con Lázaro Cárdenas, por el que dice sentir gran admiración, para no cometer el error del general (según su versión), que optó por impulsar al ‘moderado’ Ávila Camacho, en lugar de elegir al ‘radical’ Francisco Múgica.

Así pues, la incógnita consiste en inferir, entre las tres ‘corcholatas’ (más el colado), quién o quiénes son los ‘radicales’ y/o los ‘moderados’, para con ello, predecir por dónde se inclinará el tabasqueño.

¿Es Claudia Sheinbaum ‘radical’ por haberse formado en el CEU?, ¿Es Marcelo un ‘moderado’ que dará al traste con la 4T?, aparte de ‘hermano’ del presidente ¿qué es Adán Augusto? ¿Monreal es ‘moderado’, ‘radical’ o todo lo contrario?

En realidad, AMLO teje tal entramado, para ocultar su verdadera intención: construir un maximato tropical, que le permita seguir manejando los hilos de la política nacional.

Ni ‘radical’, ni ‘moderado’, lo que busca es poner una ‘camisa de fuerza’ a su sucesor(a), lo único que pierde de vista es que, sentándose en la silla, el o la que llegue, lo mandará a Palenque. Al parecer, esa parte de la historia no la ha comprendido.

Por AL PE

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