En 2019, en América Latina el 51% de las y los estudiantes encuestados declararon haber sufrido acoso escolar; las comunidades donde la violencia, la discriminación, la apatía y la corrupción están muy presentes, no ofrecen a las y los niños las oportunidades que necesitan para prosperar. La educación puede y debe desempeñar un papel activo para revertir esta situación, el segundo reto que se enfrenta es que las y los educadores carecen de herramientas pedagógicas para hacer del aprendizaje un canal que responda a las necesidades y características específicas de sus alumnos.
Educación para Compartir es una organización internacional con la misión de formar mejores ciudadanos globales a través de una metodología innovadora basada en el poder del juego, esta ha estado contribuyendo al cambio sistémico al capacitar a los docentes en competencias globales, traduciendo los principios de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mediante acciones, haciéndolas llegar a niños y niñas de manera significativa, además de trabajar con docentes, niñas, niños, jóvenes, padres de familia y asociaciones que están interesadas en la educación y su ecosistema.
Tan solo en sus primeros 15 años, EpC tuvo la oportunidad de trabajar con más 1.4 millones de personas de diferentes países los cuales fueron: México, Guatemala, Argentina, Bolivia, Panamá, República Dominicana, Estados Unidos y Nueva Zelanda.
Después, durante la pandemia COVID-19, la humanidad sufrió cambios muy radicales forzándose a adaptar a nuevas modalidades, por lo que el equipo de EpC trabajó sin descanso para contribuir en el bienestar del hogar, logrando así que el aprendizaje no se detuviera para poder continuar con la vida cotidiana creando la campaña #TambiénEnCasa, para llevar sus contenidos gratuitos a través de Internet.
Esta campaña está enfocada en actividades diversas, experimentos y juegos que ayudan a las y los docentes, niños, niñas y familias creando así un ambiente positivo y al mismo tiempo una educación significativa, dando las herramientas necesarias para mejorar su salud física y habilidades socioemocionales sin olvidar la diversión.
La educación tradicional aporta demasiada información, este tipo de enseñanza en la mayoría de las ocasiones desmotiva a las y los estudiantes, ocasionando una alta deserción escolar, por lo cual es necesaria la implementación y diseño de nuevas estrategias innovadoras de aprendizaje que llamen la atención de toda la comunidad educativa.
La innovación llega una vez que los maestros han adquirido herramientas para mejorar la participación de sus alumnas y alumnos en la escuela. Una de las actividades más representativas de EpC se centra en la no violencia con juegos que les invitan a crear cadenas de valor y frases memorables para frenar situaciones en las que se expresan antivalores.
EpC implementa estas prácticas para el aprendizaje de los Objetivos de Desarrollo Sostenible:
1. Trabajar en equipo con jóvenes locales que conocen el contexto y pueden compartir las lecciones en el campo para que EpC pueda replicarlas.
2. Contar con procesos claros que permitan a EpC alinearse y adaptarse a políticas educativas diferentes y/o cambiantes, a crisis locales y globales para servir a una diversa gama de contextos.
Los ODS son una forma de resumir los desafíos que enfrentamos, pero también debemos enfocarnos y actuar sobre las tendencias históricas que deben abordarse con urgencia, como el racismo sistémico, la desigualdad económica, la desigualdad de género, la creciente crisis de salud mental y la polarización. No podemos esperar resultados diferentes sin cambiar lo que estamos haciendo. – Dina Buchbinder
Volver a priorizar lo que aprendemos y «cómo» aprendemos es imprescindible. Usar el juego como un vehículo para abordar los desafíos más abrumadores puede no parecer obvio, pero es una herramienta poderosa para desarrollar competencias clave para la vida.