El daño al país en todos los aspectos está hecho, incluyendo instituciones donde algunas de doblaron y perdieron credibilidad y otras son asediadas para someterlas o acabarlas. La pregunta que angustia es ¿Hasta dónde va a llegar la destrucción del ganso de Macuspana?
Y es que, para algunos analistas en economía y salud, el daño hasta el momento puede revertirse en al menos un sexenio que genere estabilidad, suma de esfuerzos y, sobre todo, confianza pero para ello debe prevalecer el interés de la Nación por sobre intereses de tribus o de un sujeto mesiánico incapaz de entender que México no es suyo ni de la 4T, sino de todos.
Confianza es uno de los temas principales que asumen los encuestados por Citi Banamex y Bank of America (BOfA), con eso indican, el país podría iniciar su recuperación en lo económico dado que existen capitales listos para invertir, pero ante el clima de incertidumbre que priva por las decisiones unipersonales de Palacio Nacional, no se atreven, en todo caso, se van.
Los datos así lo indican incluyendo el alza en tasas del Banco de México que permite “anclar” inversiones con todo y lo caro que resulta dado que tan sólo en 2021, el país pagó 685 mil millones de pesos por intereses más 11 mil millones de dólares más de capital.
Al inicio del presente año, se calculó que sólo por intereses de la deuda, el gobierno deberá pagar 972 mil millones de pesos más las correspondientes liquidaciones a capital. Resulta por demás que estas cifras superan históricamente a otras administraciones. Y eso que, según el machuchón de Palacio, no se pide prestado, lo cual es una mentira y a ello se suma el encarecimiento de la misma por los ajustes de Banxico como manera de contener inflación y al mismo tiempo dar estabilidad al peso.
Porque si en una de esas la demanda de liquidación de deuda se hace mayor, nos podrían hacer un hoyo devaluatorio y entonces sí, hasta el mesías se pondría a llorar ¿O lo festejaría por los efectos empobrecedores que le caerían anillo al dedo?
El caso es que cada vez hay menos dinero disponible para la administración de este gobierno de cuarta lo cual se refleja en servicios como los de salud donde la escasez de medicamento ya raya en tragedia para quienes no tienen para adquirirlos, ya que no alcanza para comprarlos con todo y las limosnas que distribuye el caudillo.
Limosnas que por ciento se van casi por el mismo monto en el pago del servicio anual de la deuda, donde Pemex es el principal responsable por su débito superior al billón 200 mil millones de pesos, incluyendo la renegociación o sustitución de bonos.
Empero el equilibrio se mantiene y las calificadoras como Moody´s se mantienen atentas para decirles a sus abonados si México es buen pagador o está en problemas.
Por eso lo de la confianza tiene qué ver más con la inversión directa, de la cual hay déficit, no cubre los espacios abandonados por el gobierno ni entra a nuevos proyectos, por el contrario, su contracción ya propició un retroceso en la economía y fue factor para la pérdida de empleos del mes pasado, así como el rechazo a plazas laborales por su bajo ingreso.
Es decir que hay manera de salir del problema, empero existen situaciones como el rechazo o no al cumplimiento de las normas del T-MEC y otros compromisos donde si el caudillo dice que no vamos a cumplir, entonces agarrémonos porque se va a poner más feo y el daño puede ser irreversible a largo plazo. La economía mexicana puede llegar a niveles de Centroamérica o Venezuela.
De ahí que resulta importante utilizar los escasos recursos con inteligencia (¿la hay?) y no seguir gastando en proyectos de dudosa viabilidad financiera, como ocurre con el ramal o extensión del Tren Ligero para conectar Lechería con el aeropuerto de Santa Lucía donde de los 12 mil 475 millones estimados, ya se pasó a más de 25 mil millones.
O dos Bocas donde al igual que el Trenecito Maya, la estimación es del doble de lo planeado e incluso se contemplan, como ocurre con el Tren Ligero, obras auxiliares que también costarán muchos miles de millones de pesos.
Por lo pronto le mandan a Dos Bocas otros 22 mil 500 millones y al tren se le ocultan los gastos, especialmente el financiamiento que le llega por Banobras. Porque ese es otro detalle, en ninguna de esas obras presidenciales hay un peso de la iniciativa privada que funge sólo como contratista para construir, pero con cargo a nuestros impuestos. Eso sí, con toda la opacidad que le es propia a la 4T.
Veremos hasta dónde llega el profeta de la 4T y sus posibles sucesores. El panorama la verdad lo veo tétrico por cómo actúa la chachalaca tabasqueña empeñada en destruir al país que otros construyeron, a la mejor mal, pero teníamos algo. Éramos la potencia económica 12 y hoy ya somos la 16 y la última dentro de la OCDE.