La Corte Suprema de Georgia reinstauró el lunes una ley de este estado del sur estadounidense que prohíbe el aborto a las mujeres embarazadas de más de seis semanas, días después de que un tribunal local la anulara.
El juez Robert McBurney, de un tribunal del condado de Fulton, dictaminó la semana pasada que la llamada ley del «latido del corazón» de Georgia es inconstitucional.
El fiscal general deb, el republicano Chris Carr, apeló la sentencia y el máximo tribunal del estado la suspendió temporalmente mientras resuelve el recurso.
La ley de Georgia prohíbe el aborto a partir del momento en que puede detectarse la actividad cardíaca de un embrión, lo que suele ocurrir en torno a las seis semanas, antes de que muchas mujeres sepan siquiera que están embarazadas.
El Congreso del estado, controlado por los republicanos, aprobó en 2019 esta ley, que entró en vigor tres años después, cuando la Corte Suprema federal anuló el derecho a interrumpir el aborto en todo Estados Unidos, dejando en manos de los estados que legislen sobre este asunto.
Tras la sentencia del supremo, una veintena de los 50 estados del país restringieron el derecho al aborto, una práctica que se ha convertido en un tema clave de cara a las presidenciales de noviembre.
La sentencia del juez McBurney daba pie a restablecer el derecho al aborto hasta la conocida como viabilidad fetal, alrededor de las 22 semanas de gestación.
«La libertad en Georgia incluye el poder de una mujer de controlar su propio cuerpo, de decidir lo que ocurre con él y en él, y de rechazar la interferencia del Estado», dijo McBurney en su sentencia, aunque «ese poder no es, sin embargo, ilimitado», añadió.
«Cuando un feto que crece dentro de una mujer alcanza la viabilidad, cuando la sociedad puede asumir el cuidado y la responsabilidad de esa vida, entonces -y sólo entonces- puede intervenir la sociedad».