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Los gobiernos en las negociaciones de la COP29 aprobaron nuevos estándares de las Naciones Unidas para los mercados internacionales de carbono en un paso clave para permitir que los países intercambien créditos para cumplir sus objetivos climáticos, tras casi una década de estancamiento en el tema.

Los bonos de carbono se generan mediante actividades que reducen o evitan las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, como la plantación de árboles, la protección de los sumideros de carbono o la sustitución del carbón contaminante por alternativas de energía limpia.

Un bono equivale a una tonelada de dióxido de carbono que atrapa el calor, evitado o eliminado. Desde 2015, la ONU ha estado trabajando en reglas que permitan a los países y a las empresas intercambiar créditos en un mercado transparente y creíble.

Las nuevas normas conciernen sobre todo a los países, especialmente los contaminadores ricos, que buscan compensar sus emisiones comprando créditos a naciones que han reducido los gases de efecto invernadero más allá de lo que habían prometido.

Los criterios adoptados regulan la metodología para calcular el número de créditos que puede generar un proyecto determinado, así como lo que ocurre si el carbono almacenado se pierde, por ejemplo, si se incendia el bosque que les servía de respaldo.

Isa Mulder, experta en políticas del grupo sin fines de lucro Carbon Market Watch, dijo a The Guardian que adoptar las reglas el primer día de la cumbre sin discusión “minó la confianza” en el proceso de la conferencia climática de la ONU. “Iniciar la COP29 con un acuerdo encubierto… sienta un mal precedente para la transparencia y la gobernanza adecuada”, dijo.

Según dicho medio de comunicación, “los críticos de los mercados de carbono han señalado una historia de proyectos de compensación que prometían demasiado y no cumplían con sus promesas, con incendios forestales que arrasaban bosques que se suponía debían estar protegidos y emisiones de proyectos de energía renovable que se contabilizaban en los balances, aunque probablemente se habrían construido de todos modos”.

Las reglas del mercado de carbono estaban pendientes de aprobación desde el histórico Acuerdo de París de 2015 (COP21).

Y es ese acuerdo, base de todas las negociaciones de la última década, el que podría abandonar en enero Estados Unidos, cuando Trump asuma el poder.

El presidente republicano ya lo hizo durante su primer mandato presidencial (2017-2021), una medida que inmediatamente revocó Joe Biden al sustituirlo.

«Quiero decirles que aunque el gobierno federal en Estados Unidos, bajo Donald Trump, puede poner la acción climática en segundo plano, el trabajo continuará, con pasión y compromiso”, aseguró el actual enviado especial del clima del gobierno Biden, John Podesta.

Por AL PE

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