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Los ácidos grasos omega 3 son esenciales en la dieta debido a su estructura química única con múltiples enlaces dobles en su cadena. Los ácidos grasos poliinsaturados son necesarios para el funcionamiento adecuado del organismo y deben obtenerse a través de los alimentos para mejorar nuestra salud de forma natural.
Existen tres variantes principales de ácidos grasos omega 3: el ácido α-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Los pescados de aguas frías, como el salmón, son ricos en EPA y DHA, mientras que fuentes vegetales como las semillas de lino, el aceite de canola y las nueces contienen ALA.
Un fruto seco que aporta omega 3
Las nueces son una excelente fuente de nutrientes esenciales, incluyendo hierro, zinc, potasio, selenio, fósforo y magnesio. También son ricas en vitaminas B1 y B3, y sorprendentemente, contienen una cantidad significativa de omega 3, superando al salmón en este aspecto.
Los especialistas indican que una porción de 28 gramos de nueces proporciona 2,5 gramos de omega 3, lo cual es el doble de la cantidad diaria recomendada para aquellos preocupados por el colesterol. El consumo habitual de nueces puede contribuir a reducir los niveles del denominado colesterol malo y posee propiedades antiinflamatorias debido a su contenido de omega 3.
De esta manera podemos determinar que las nueces contienen 6 veces más omega 3 que el salmón y por lo tanto tienen un impacto positivo en la salud cardiovascular, en la disminución de la presión arterial y en la prevención de la formación de coágulos sanguíneos.
Incluir este alimento en la dieta resultará por demás beneficioso para la salud. De todos modos, siempre se recomienda consultar a un especialista antes de hacer cualquier cambio en nuestra rutina alimentaria
