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Mientras la inseguridad convierte al país en un gigantesco cementerio donde las masacres ignoradas por el ganso acumulan asesinatos todos los días y la delincuencia organizada somete a sangre y fueron a comunidades enteras, autoridades de todos los niveles y rutas para el comercio de drogas, personas y armas, la Secretaría de la Defensa Nacional, se convirtió en una gran empresa que cobra y bien sus servicios de asesoría, vigilancia, construcción y contratista.

Pero, además, por ser el brazo ejecutor de obra de la 4T y presumir falsamente que entre sus filas no hay corrupción, la Sedena dispone de decenas de miles de millones de pesos de dinero presupuestal que maneja a su antojo, con opacidad en la realización de diversas obras, que al mismo tiempo quedan bajo su tutela administrativa, pasan a ser de su propiedad a pesar de los rasgos de desvíos denunciados incluso ante la Función Pública y reconocidos por la Auditoría Superior de la Federación.

No hay que dejar pasar que a los soldados se entregó también el monopolio de la seguridad nacional y a despecho de policías judiciales y preventivas estatales y municipales se les entregó no sólo un presupuesto adicional superior a los 45 mil millones de pesos sino también todo un cuerpo policial con nómina hasta para 115 mil tropas: la Guardia Nacional.

Pero más allá de que a los de verde se les diera el presupuesto de 100 mil millones para construir el AIFA, los 350 mil millones para el tren Maya o los montos para levantar las sucursales del Banco del Bienestar en lugares tan remotos como inaccesibles y que al momento superan los 20 mil millones de pesos, está la forma en que su alto mando realiza el gasto.

En eso se encontró que el 74 por ciento de los contratos del aeropuerto de Santa Lucía se entregó sin licitación, algunos a empresas inexistentes, sin capacidad financiera, operativa o para surtir lo que supuestamente se les contrató. Ahí por lo menos existen “observaciones” por más de 13 mil millones de pesos, pero como pasa en la 4T, ninguna investigación por presuntos actos de corrupción avanza. Todos, a priori, son unos santos.

Son tan impolutos los mílites que el propio ganso n un estadillo de visión patriótica, les entregó la administración del propio AIFA y lo que será el trenecito maya cuando lo terminen, lo mismo que el transístmico.

Y ya dueños de la “seguridad”, a los sardos se les dio la tarea de cuidar instalaciones estratégicas (para eso tienen a su Guardia Nacional que hoy hacen funciones de policías auxiliares) incluyendo la “operación huachicoleo” cuyos “resultados” están reservados.

Con ello no sólo se les entregó lo que ya hacían, la vigilancia de ductos ya sea en patrullajes donde hay evidencias de complicidades o de que los hacen huir, sino también a través de drones para cuya adquisición reciben presupuesto.

Lo más nuevo es que a partir de esa tarea, la propia Sedena aplica sus “tarifas” de vigilancia y al menos de 2018 a 2019, Pemex le debe a los soldados mil 756 millones de pesos, según datos revelados por el hackeo Guacamaya.

No se especifica tampoco si como parte de la operación de vigilancia se asignaron a la Sedena 571 pipas que sin licitación fueron a comprar cuatro secretarios a Estados Unidos, sin licitación internacional y a un costo de mil 630 millones de pesos para transportar 200 mil barriles diarios de combustible por todo el país, en sustitución de 11 ductos clausurados dizque para evitar el saqueo.

Las pipas con capacidad para 60 mil litros, están matriculadas por la propia Sedena y las operarían choferes civiles en tres turnos a razón de 90 mil pesos mensuales más aparte, la escolta militar para evitar saqueos y atentados. El negocio y transportes con todo y pintados de blanco, son administrador por soldados. Es decir, tienen una empresa más y cobran por sus servicios a Pemex del tal Octavio Romero Oropeza. Se desconocen los contratos.

Total, “anillo al dedo”. La 4T resulta el mejor negocio para los militares cuyos ingresos crecieron por todos lados incluyendo el reparto de contratos y concesiones, amén del incremento de “su personal” que no necesariamente está destinado a conservar la paz en el país o perseguir a la delincuencia, sino también para otorgar servicios antes reservados a las policías.

Al rato tendremos que ya no será Secretaría de la Defensa Nacional, sino Sedena S.A. ¿Y los 140 mil asesinatos del crimen, la lucha antidrogas y la paz del país?

A la mejor mediante una lana lo hacen.

Por AL PE

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