Se explica, sobre todo en estos tiempos de “redes sociales”, que ciertas personas opten por el escándalo autoinducido para hacerse visibles. Filmar y difundir borracheras, escenas algo indecentes o comentarios execrables hacia celebridades y montarse en su fama para ganar segundos, o minutos de “notoriedad instantánea”.
Pero en la política, con todo y la mala fama de esa actividad, puede tener consecuencias indeseables. Y cuando se trata de un candidato desesperado por ganar algunos puntos porcentuales en las encuestas, no parece buena idea.
Tal sería el caso del candidato de Movimiento Ciudadano para gobernador de Hidalgo, Francisco Xavier Berganza.
El caso del ex cantante podría dar para una película —o serie de TV— en paródico tono británico del “outsider” que aparece en la vida política como un “freak”, que con pronunciamientos y comportamientos muy heterodoxos, llama la atención de los electores y para sorpresa de todos, de pronto se encuentra en el pico de las preferencias.
No sería el caso de Francisco Xavier, quien a menos de dos semanas de los comicios, no logra superar el tres o cuatro por ciento, máximo, de preferencia en todas las encuestas. La desfachatez, el cinismo, la nula vergüenza, no le han funcionado.
Y todo, porque sucede que el candidato del MC, al postularse no era desconocido, sino todo lo contrario: muy conocido. Mucho más de lo que a él le gustaría, en el sentido negativo, claro.
Berganza es en estos momentos, como es sabido, candidato de “Movimiento Ciudadano” (MC) a gobernador, y ya se equipara, a sí mismo —con mucha audacia— a las hazañas políticas logradas por Enrique Alfaro, en Jalisco y recientemente, a Samuel García y Luis Donaldo Colosio, en Nuevo León, con triunfos asombrosos, levantándose desde cero al triunfo indiscutible en las urnas. (Pues como que no encaja).
Francisco Xavier Berganza tuvo una carrera no del todo notable como cantante de estilo “pop” o algo parecido, en la década de los 80 y principios de los 90. De pronto, en 1997 aparece como candidato a diputado federal por el IV distrito de Tulancingo. En 1999 fue postulado por el PAN a gobernador de Hidalgo, pero “desapareció del mapa” por acusaciones de violación y secuestro unos tres años.
Años después, los despistados dirigentes de la “Coalición del por el Bien de Todos” le postularon al Senado en 2012, pero de nuevo tuvo que “desaparecer” por otra acusación de violación y dejó “colgado de la brocha” con la campaña a su compañero de fórmula, José Guadarrama. Toda la campaña la pasó escondido y llegó a senador, con el fuero consecuente, sin despeinarse.
Fue aspirante frustrado a la candidatura a presidente municipal de Pachuca, pero sí llegó a diputado local y coordinador de la bancada morenista en Hidalgo.
Aspiró a la presidencia municipal de Pachuca y después disputó la candidatura a gobernador dentro de Morena, en donde finalmente fue nominado Julio Menchaca. Conforme su costumbre, abandonó el morenismo y se “lanzó” en busca de una candidatura “independiente”.
Pero presentó su solicitud ante el INE-Hidalgo a, literalmente, pocos segundos del cierre de solicitudes. Le fue aceptada a trámite, pero debía reunir 65 mil firmas de apoyo ciudadano, en al menos 43 de los 84 municipios. No pudo.
Fue en ese momento cuando Movimiento Ciudadano decidió inscribirlo como su candidato a gobernador. Dante Delgado, el jefe máximo de MC, ha mostrado “mucho colmillo” en los últimos años, sobre todo cuando, con su ya conocida perspicacia, advirtió que el talante mesiánico del jefe máximo morenista no le llevaba a ningún lado y decidió irse por su propio camino. Fue con Alfaro a Jalisco y le ganó a Morena, y logró el “golpe fenomenal”, al hacer ganar a Samuel García como gobernador de Nuevo León y a Luis Donaldo Colosio como alcalde de Monterrey, nada menos.
Ahora Berganza se siente “con cuerpo de torero” para repetir esas hazañas, pero todo se le ve con color de hormiga.
Ya como aspirante a candidato morenista a Pachuca, le revivieron la acusación de Laura Guzmán Olvera , por intento de violación, en la averiguación previa 12/DAV/242/2006. Este y muchos otros asuntos pesan sobre su trayectoria como personaje público. Por eso es un misterio en cuanto a la decisión de Dante Delgado al postularlo a la gubernatura. Quizá no encontraba candidato y lo hizo solo para no perder “simpatías” en Hidalgo. O algo así.
Como consecuencia obligada de todo lo anterior, el delegado del comité nacional morenista, César Cravioto, fue llamado a rendir cuentas por la tomadura de pelo, ya irreversible, y Berganza “fue desconocido como miembro de Morena”.
Mientras tanto, Berganza haga gala de su inverecundia, con lemas de campaña como “yo puedo caminar de frente; no guardo rencores porque soy creyente, persona de fe y lo único que digo es la verdad, pero no me meto en problemas”. (¡!)
No le gana la risa cuando pronuncia frases como “quiero hacer de Hidalgo un lugar donde se rescaten los valores, los principios, con familias unidas”.
Algo de carcajada es cuando difunde videos donde graba largos discursos ¡en lengua indígena!”. Ahora nos resultó bilingüe.
En cuanto al candidato puntero, Julio Menchaca, de Morena, dice: “Sería lamentable un triunfo de Menchaca… tendríamos una época oscura en Hidalgo, porque “es una persona gris… con un historial exitoso en nada”.
Pero de pronto, como que le sale del pecho alguna confesión de parte, al decir: “La guerra sucia es… un ejercicio válido”.
Claro, como que es muy conocido por ese “ejercicio válido”.
Porro, picapleitos, punta de lanza a sueldo, su triste papel pero es para lo único que le alcanza su escasa figura política e ideológica.