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El Barcelona supo sufrir y sobrevivir. Cayó con estrépito 3-1 en el Signal Iduna Park, una caldera encendida por un Borussia Dortmund enérgico y valiente, pero el 4-0 conseguido en la ida en Montjuïc fue un colchón suficiente para que el conjunto azulgrana se clasificara a las semifinales de la Champions League con un resultado de 5-3 en el global.

El partido fue un torbellino desde los primeros compases. El Dortmund, dirigido por Niko Kovač, necesitaba una remontada épica y se lanzó con furia. A los nueve minutos, un penalti cometido por Szczesny sobre Pascal Gross le permitió a Guirassy marcar el 1-0 con una ejecución a lo ‘Panenka’, encendiendo aún más al estadio. Y aunque el conjunto alemán mantenía el impulso, el Barcelona aguantaba como podía, con un Szczesny providencial en varias ocasiones.

La primera mitad fue un asedio. Adeyemi, Beier y Gross generaron peligro constante ante un equipo azulgrana que no lograba sacudirse el dominio. A los 50’, el Dortmund encontró el segundo: un centro desde la esquina fue conectado por Bensebaini y rematado con fuerza por Guirassy, que firmaba su doblete y alimentaba el sueño germano.

Pero cuando más apretaba el local, llegó el bálsamo para los catalanes. En una acción fortuita, Bensebaini introdujo el balón en su propio arco al intentar cortar un centro de Fermín López(53’). Ese 2-1 calmó momentáneamente los nervios y obligó al Dortmund a remar todavía más fuerte contra el reloj.

Los de Kovač no bajaron los brazos. El 3-1 llegó al 76’ tras un mal despeje de Ronald Araujo que aprovechó otra vez Guirassy, figura absoluta del partido, para mantener viva la llama. Incluso se rozó la heroicidad: Julian Brandt marcó un cuarto tanto, pero fue anulado por fuera de juego. El Barça, sin brillo, pero con determinación, se mantuvo en pie. Eric García estuvo cerca de sentenciar y Koundé salvó un gol cantado a minutos del final.

Hansi Flick respiró aliviado en el banquillo mientras los últimos minutos se desgranaban entre la desesperación local y los intentos de congelar el juego del visitante. El árbitro pitó el final y el Barça celebró con discreción: el paso a semifinales está bien ganado, aunque con la advertencia de que no hay margen para concesiones similares.

El equipo catalán ahora espera rival para buscar una nueva final europea. Lo hace sabiendo que su futbol tiene margen de mejora, pero también que la vieja estirpe competitiva del club sigue viva. Dortmund, por su parte, se despide con honor y con la sensación de que su eliminación se gestó más en Montjuïc que en su casa.

Por AL PE

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