Zacatecas.- Un grupo de policías del municipio de Calera, Zacatecas, realizaba actividades deportivas ayer por la mañana cuando fue sorprendido por hombres armados que abrieron fuego en su contra.
El ataque dejó un saldo de seis elementos muertos, entre ellos el jefe policiaco, así como tres policías heridos que se reportaban estables.
Tras esta masacre, oficialmente suman 42 elementos de las fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno asesinados en lo que va del año.
De este total, 39 uniformados eran policías —18 eran estatales y 21, municipales—, además de dos elementos de la Guardia Nacional y un militar.
Con esta cifra, la entidad no sólo se ha colocado en el primer lugar a nivel nacional, con el mayor número de policías asesinados, sino que ha rebasado la cifra que registró durante todo 2021, cuando registró 36 casos, de acuerdo con los datos de la organización Causa en Común.
El ataque
Autoridades de seguridad informaron que los oficiales estaban ejercitándose en una unidad deportiva cuando fueron sorprendidos por un primer ataque en el que murieron cinco elementos.
Minutos después llegaron el director y subdirector de la corporación, quienes fueron recibidos a balazos. El jefe policiaco, Rafael González, murió mientras recibía atención médica.
En un video, el fiscal Francisco Murillo Ruiseco y el subsecretario de Seguridad Pública (SSP) de Zacatecas, José Aciano Medrano, condenaron los hechos e informaron que también hay tres policías en activo heridos, una mujer y dos hombres.
El fiscal mencionó que se coordinó un operativo que fue apoyado por las unidades aéreas de la SSP y de la Guardia Nacional, así como del sistema de videovigilancia para la ubicación de los probables agresores.
Durante el sobrevuelo se localizaron dos cuerpos sin vida en un campamento utilizado por grupos criminales en la comunidad de Órganos, colindante con el municipio de Fresnillo, el cual fue procesado para determinar si tiene vinculación con los hechos en Calera.
“Un acto de narcoterrorismo”
En entrevista con EL UNIVERSAL, Pablo Camacho Sánchez, especialista en temas de delincuencia organizada y funcionamiento de las instituciones de seguridad y justicia, consideró este ataque —al no haber ocurrido durante un patrullaje— como un acto de narcoterrorismo, con un mensaje directo a las autoridades y para infundir un sentimiento de indefensión entre la ciudadanía.
Señaló que el objetivo del crimen no era matar específicamente a un policía, sino a muchos para mostrar “un homicidio o masacre ejemplar”, porque así los grupos delictivos tratan de mostrar su poderío e imponer sus reglas y condiciones a las autoridades y a la ciudadanía.
“Así el crimen organizado trata de mandar un mensaje de que no hay quién defienda al pueblo y así inmovilizan a la ciudadanía, además de ser un mensaje claro a la autoridad, porque pareciera que ese acto tan terrible lo comete un grupo antagónico como castigando a la policía, aunque el mensaje realmente es para el gobierno”, explicó.
Paulina de Haro, académica formadora de policías en Zacatecas, indicó que ha visto que al interior de las corporaciones ha surgido “un ecosistema de pánico, dolor, incertidumbre e indefensión entre los elementos”.
Agregó que esto es una señal “de la ingobernabilidad en materia de seguridad pública”, porque falta una estrategia que cobije a las corporaciones.