¡Está en la luna! Acaba de decir que “”todavía hay el riesgo del fascismo del uso de la fuerza bruta para imponerse, los golpes de estado, las intervenciones militares…”
No se ha dado cuenta de que los mandos castrenses tomaron el poder desde que Andrés Manuel López Obrador fungía como Presidente Electo.
Los uniformados mandan en el país, por arriba de AMLO, a partir de entonces.
La fecha es precisa: Ocurrió la mañana del 22 de agosto de 2018, justo cuando desayunaba en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional con quien entonces era su titular, el controvertido general Salvador Cienfuegos.
¿Qué escuchó ahí, señor López Obrador?
¿Qué le confió Cienfuegos?
¿Acaso lo amenazó?
Sólo ellos y algunos pocos más lo saben.
Lo cierto, lo evidente, es que, a partir de ese momento; quedó sepultado el machacón discurso de sus tres campañas electorales en las que se comprometía a “sacar a los militares de las calles y regresarlos a sus cuarteles”, como crítica acerba a las fallidas estrategias de “seguridad” de sus tres antecesores.
La entrevista entre López Obrador y Cienfuegos se dio dos días después del inicio formal de la transición. Tras ello, AMLO sólo posteó un tweet en el que refirió que el titular de la Sedena le ofreció sus puntos de vista sobre el grave problema de la violencia y las alternativas para combatirla.
Eso y también las propuestas del mílite para sucederlo al frente de la Defensa… que, por cierto, fueron ignoradas cuando se sacó de la manga el nombramiento de Luis Crescencio Sandoval, por recomendación de quien entonces era amigo de éste, el tabasqueño y también general Audomaro Martínez Zapata con quien luego se distanciara por cuestiones de influencia sobre AMLO y, claro está, las pecuniarias.
López Obrador no soslayó, eso sí, lo que se dijo en la reunión y que obligó al tabasqueño a entregar a los de verde olivo mayores facultades en las calles y fuera de sus cuarteles, así como una inmensa masa monetaria del presupuesto y, por supuesto lo que buscaban: el control de áreas clave del Estado, aun cuando éstas estuviesen constitucionalmente reservadas al ámbito civil.
Mucho dinero y desacatos de los uniformados
En pocas y certeras palabras: AMLO les entregó el poder a los militares.
Ese poder que tanto había buscado alcanzar.
Y a partir de ese momento dejó de ser mandatario para convertirse en mandadero, marioneta de los uniformados.
Éstos, se lo apuesto, cada mañana lo instruyen –previo a sus matinés– sobre qué decir o callar en cuanto al tema de la violencia desatada, cuáles posturas debe adoptar frente a determinadas cuestiones y, claro, qué nombramientos de generales debe hacer en las posiciones que a ellos y sólo a ellos les interesan.
Pero no sólo le ordenan.
También desacatan las órdenes que les da como supuesto Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
La documentación de la “guerra sucia” en la que sus elementos participaron…
… los de la masacre de Tlatelolco, en 1968…
… y, entre otros, los de la “desaparición” de los 43 muchachos estudiantes en Ayotzinapa.
Fue pública la instrucción que les dio para que entregaran esos archivos.
No lo han hecho integralmente.
Es más que notoria la desobediencia militar a sus instrucciones.
Ya son dueños y señores hasta del Presidente de la República, a quien mantienen también como rehén.
La cereza del pastel se dio apenas al inicio de esta semana, cuando en Palacio Nacional su ocupante anunció la designación del general Oscar David Lozano Águila como director general de la empresa de participación estatal mayoritaria Tren Maya.
Y así, los militares ya tienen el control de vías férreas, espacio aéreo, aeropuertos, aduanas, puertos, seguridad pública –Guardia Nacional–, construcciones, hoteles… todo lo que les viene en gana.
Impunidad, sobre todo. Y de ello pueden dar cuenta desde Salvador Cienfuegos, Luis Crescencio Sandoval y los mandos medios a quienes se les depositaron enormes cantidades de dinero del erario en sus cuentas personales para la erección del AIFA… entre otros “bisnes” que, ciertamente, no les han caído del Cielo, sino desde Palacio Nacional donde ejercen el mayor control.
Todos son inmunes a la ley.
Impunes.
Diría usted que gracias a ese “golpe militar” la sociedad ya está más segura y se ha acabado o cuando menos menguado la corrupción…
… pero no ha sido así.
¡Antes todo lo contrario!, como dicen por ahí.
Ni siquiera pudo integrar a los suyos
Las “corcholatas” tampoco obedecen a AMLO.
Ya está como aquel (Luis Echeverría) que se quejaba de que no le hacían caso ni sus nietos.
Porque en aquella cena famosa celebrada en el restaurante de la familia Porrúa hizo firmar a quienes autorizó a buscar sucederlo un documento donde se establecían compromisos a cumplir.
Prácticamente ninguno los siguió.
Claudia Sheinbaum, en todo caso, fue la más reacia a sujetarse a los lineamientos del oriundo de Tepetitán.
Despilfarro, grandes concentraciones con centenares y hasta miles de “acarreados” chantajeados por su condición de menesterosos, “cargada” de gobernadores cuatroteros y sus equipos haciendo labora proselitista en entidades distintas a la propia, guerra sucia de Sheinbaum en contra de los demás, pero sobre todo contra Marcelo Ebrard –¡eso de mandarle una cabeza degollada fue demasiado!– y trampas, muchas trampas en la encuesta para favorecer a la ex jefa de ¿Gobierno? de CDMX son apenas pequeños botones de muestra de la ausencia de cohesión en Morena, pero sobre todo del equipo o gabinete de López Obrador.
Y esa falta de unidad va a desembocar en rompimiento ahora que se conozca el resultado del amañado proceso de selección de la “corcholata” a la que “destape” López Obrador.
Ya lo verá usted.
Indicios
“Amor con amor se paga” es uno de los varios retruécanos que se escuchan frecuentemente en los shows electorero-cómico-musicales de cada mañana en el mutilado Salón Tesorería de Palacio Nacional. Y el enterteiner lo lleva a la práctica de vez en vez. En esta ocasión el beneficiario ha sido Javier May Rodríguez, el de la preparatoria trunca y ex de varios cargos en este sexenio, fue uno más de los muchos mecenas de AMLO cuando fungió como presidente municipal de Comalcalco, previo a la campaña presidencial de 2018. Dinero del presupuesto de la comuna para el bien llamado Rey del Cash, que ahora seguirá cobrándose con creces desde la Quinta Grijalva. * * * Han pasado dos días y aún no se apagan las críticas a Alfreditito del Mazo –su abuelo fue Alfredo, su padre, Alfredito– por el descaro de haber tenido al Presidente de la República como invitado a su último informe de dizque gobierno del Estado de México. Quedó claro que la complicidad entre ambos ejecutivos, el federal y el estatal, hubo un pacto para entregar a Morena la gubernatura de la entidad… a cambio de impunidad para el gobernador saliente, pero también para su primo Enrique Peña Nieto. * * * Platiqué, hace cuatro años, con un testigo de cómo fue que EPN y su titiritero Luis Videgaray ordenaron a Emilio Lozoya Autrey “regalar” a Alonso Ancira millones de dólares a cambio de la chatarra que ya era entonces la empresa Agronitrogenados. Ello, claro, a cambio de los también no pocos millones de billetes verdes que el empresario había “invertido” en la campaña presidencial de 2012. Hoy el tema vuelve a estar en la palestra y Peña y Videgaray, como Johnnie Walker, “tan campantes”. * * * Hace seis años, el empresariado neoleonés dio permiso a “su” gobernador Jaime Rodríguez (a) El Bronco para que contendiera como “independiente” por “La Grande”. Ante su enorme fracaso, hoy se ve difícil que autoricen a Samuel Rodríguez, también impuesto por los capitalistas del mítico Grupo de los 10 o Grupo Monterrey, a que salga de la entidad a hacer el ridículo por Movimiento Ciudadano. Descártelo desde ya. * * * En la paradoja, por cierto, una gran madurez mostró el alcalde de la capital de Nuevo León, Luis Donaldo Colosio Riojas, al expresar en varias ocasiones que aún no está maduro para aspirar a la alta responsabilidad de aspirar a la Primera Magistratura de la Nación. * * * Y a estas alturas del partido, cuando ya falta mucho menos de medio tiempo para que el árbitro dé el silbatazo final, ¿por qué fue que se renovaron cuatro de los principales mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional: un nuevo subsecretario, el general de división Gabriel García Rincón, quien sustituye al también general Agustín Radilla Suastegui, quien llegó a ese puesto hace apenas dos años; el Oficial Mayor, el general José Alfredo González Rodríguez; otro nombramiento es el del general de división Jaime González Ávalos como el nuevo Contralor e Inspector General, quien sustituye en el puesto al general Carlos Arturo Pancardo Escudero, y un nuevo Comandante General de la Fuerza Aérea Mexicana, el general piloto aviador Bertín Hernández Mercado. * * * Y por hoy es todo. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!