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La invasión rusa de Ucrania, que ya cumple 930 días, ha dejado unos ocho mil prisioneros de guerra de cada lado, sin contar con los cerca de 3 mil 500 que las partes han devuelto al otro bando en 55 intercambios. El más reciente fue el 24 de agosto.

La Convención de Ginebra prevé que los prisioneros sean intercambiados al terminar el conflicto pero ucranianos y rusos han decidido hacerlo sin que hayan concluido las hostilidades.

«El problema es que a los rusos no les interesa recuperar a los suyos”, cometa Okhrimenko. “Sólo ha sido por la presión de las familias de los cautivos rusos que el gobierno de Putin accede a intercambiarlos. Él prefiere reemplazarlos a recuperarlos. A veces los prisioneros que nosotros tenemos nos piden grabar un video para que sus familiares en Rusia sepan que están aquí”.

Durante los combates, Ucrania ha detenido a varios extranjeros que forman parte de las fuerzas rusas. Hay gente de Sierra Leona, Sri Lanka, Somalia, Nepal y Cuba, entre otros países. Algunos son mercenarios, pero también se han encontrado casos de “migrantes económicos que los rusos han obligado a combatir, como el de un brasileño”. Actualmente hay negociaciones para devolver a esos extranjeros a sus países de origen.

Los ucranianos también han logrado que les devuelvan a 15 personas de terceros países que luchaban de su lado. Entre estos últimos hay británicos, estadunidenses y ciudadanos de países de Europa oriental.

«Nosotros informamos a los rusos sobre los soldados suyos que tenemos en cautiverio, pero no hay reciprocidad. Hay muchos casos de soldados que tenemos que declarar como desaparecidos en combate por falta de información.

De hecho, a un tercio de los 3 mil 500 que hemos recuperado los teníamos en esa condición. Rusia casi nunca da acceso a sus centros de detención los visores de la Cruz Roja Internacional”. Respecto de la mecánica para intercambiar prisioneros, Okhrimenko dice que las partes se ponen de acuerdo en un punto del frente, se decreta un cese al fuego y se realiza el canje. El mayor de estos procesos se realizó el 3 de enero e involucró a 230 prisioneros. También hay intercambio de soldados caídos. Ucrania dice haber entregado 3 mil cuerpos.

Todos los días, se reciben en la Oficina de Coordinación a familiares que buscan información sobre soldados cautivos y que piden agilizar los trámites para su devolución.

Afuera del inmueble de calle Naberezhno-Khreschatytska, a la orilla del río Dniéper, aparece otra realidad de la guerra. Allí protestan los familiares de los civiles ucranianos que Rusia tiene en su poder, quienes dicen, en entrevista, que el gobierno ucraniano sólo se concentra en intercambiar soldados y no pone atención en sus casos.

«Llegaron y se llevaron a mi hijo”

Una mujer llamada Svetlana relata que su hijo fue secuestrado por las fuerzas rusas cuando cayó en sus manos el pueblo de L’vove, cerca de Jersón, en los primeros días de la invasión.

«Mi hijo Maksim es técnico en informática, tiene 28 años, pero tenía 26 cuando se lo llevaron. Los rusos tocaron a la puerta y nos pidieron que saliéramos de la casa. Luego le dijeron que los acompañara, supuestamente para hacerle unas preguntas, y luego lo subieron a un camión. No lo he vuelto a ver”.

Svetlana pudo saber que primero se lo llevaron a Novaya Kakhova, del otro lado del Dniéper, y de ahí a Crimea y luego a Rusia. Un soldado ucraniano cautivo se puso de acuerdo con Maksin y se comunicó con ella cuando fue intercambiado.

«Lo que quiero es que me ayuden a recuperar a mi hijo, pero ellos (los de la Oficina de Coordinación) dicen que los rusos tienen la obligación de soltarlos sin condiciones, que no son sujetos de intercambio. Así llevamos más de dos años”.

Le pregunto cuántos civiles cautivos hay: “En este colectivo representamos a 400, pero son muchos más, un número difícil de calcular”, concluye Svetlana.

Por AL PE

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