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La tranquilidad de un día de descanso se transformó en una pesadilla sangrienta en las calles de la colonia Riberas de Sacramento, al norte de Chihuahua, cuando un agente de la Policía Municipal fue brutalmente agredido por su propio vecino, quien lo golpeó salvajemente en la cabeza con un tubo metálico tras una discusión que escaló a la violencia extrema, dejando al uniformado tendido en el pavimento con heridas que exigieron atención médica inmediata.
El incidente estalló alrededor de las 8 de la noche del lunes, en un cruce anodino de la zona residencial donde el oficial, identificado como un elemento activo de la corporación que gozaba de su franco semanal, se enfrascó en un altercado verbal con el agresor, un vecino de larga data cuya paciencia se agotó en un parpadeo, desatando una emboscada que convirtió el barrio en escenario de un crimen pasional que roza lo cotidiano.
Con un tubo en mano, el atacante descargó su rabia en una serie de golpes certeros que abrieron la cabeza del policía, quien cayó al suelo aturdido y sangrando profusamente, mientras testigos aterrorizados llamaban al 911 en medio del caos, un clamor de sirenas que rompió la noche y alertó a familias enteras sobre la fragilidad de la paz vecinal en una colonia que hasta ayer parecía un oasis al norte de la capital chihuahuense.
Paramédicos de la Dirección de Protección Civil irrumpieron en la escena para estabilizar al herido, quien fue trasladado de urgencia al Hospital Central con un diagnóstico de traumatismo craneoencefálico que podría haber sido fatal, mientras elementos de la Policía Municipal —compañeros del agredido— procedieron a la detención del sospechoso, un hombre de mediana edad que ahora enfrenta cargos por lesiones graves y posible tentativa de homicidio, según el parte oficial filtrado a la prensa.
Este salvaje enfrentamiento no solo expone las grietas en la convivencia diaria de Riberas de Sacramento, una zona marcada por operativos de seguridad y bacheos recientes, sino que aviva el debate sobre la vulnerabilidad de los guardianes de la ley fuera de servicio, un recordatorio brutal de que en Chihuahua, la línea entre el deber y el descanso puede borrarse con un golpe inesperado.
