Noticias Chihuahua:
Se ha destapado un esquema sofisticado de lavado de dinero vinculado al Cártel de Sinaloa, donde una familia albanesa habría manejado casinos y empresas fachada para blanquear grandes cantidades de dinero. Las autoridades de Estados Unidos intervinieron y congelaron activos de esta red criminal, que operaba no solo en México, sino también en Canadá y Polonia.
Según el informe que revelaron agencias financieras estadounidenses, la familia Hysa —compuesta por varios hermanos— usaba sus casinos para simular apuestas ficticias, transfiriendo después millones de dólares entre sus empresas para ocultar el origen ilícito del dinero. Parte de esos recursos, según la investigación, terminaban directamente en las finanzas del cártel.
Los casinos involucrados tienen nombres reconocibles: varios fueron sancionados y se les acusó de tener relaciones encubiertas con organizaciones criminales. Además, la red de empresas abarcaba restaurantes, comercializadoras y hasta compañías de energía, lo que permitía “disfrazar” perfectamente el flujo de dinero sucio.
También se señala que uno de los colaboradores albaneses era un ciudadano con vínculos en México, lo que reforzaba la conexión entre los negocios legales y el crimen organizado. De esta forma, la operación criminal cruzaba fronteras y no solo se limitaba al lavado doméstico.
Las sanciones norteamericanas no solo bloquean cuentas: también debilitan las rutas de financiamiento del narco. Al cortar estos canales, se complica que los cárteles mantengan máquinas de apuestas o empresas fachada en varios países, lo cual podría debilitar su estructura financiera.
Para México, este golpe es relevante, porque evidencia cómo los cárteles no solo trafican drogas, sino que también desarrollan negocios legales para ocultar sus ganancias. Esa estrategia financiera les da más poder y les permite operar con mayor “camuflaje” frente a la ley.
Desde el punto de vista político, esto podría provocar presión para reforzar las normativas sobre casinos, lavado de dinero y transparencia fiscal, así como para aumentar la cooperación internacional. No basta con capturar narcos, también hay que desmantelar sus redes financieras.
Al mismo tiempo, los analistas advierten que aunque este tipo de golpes son simbólicos y poderosos, no garantizan una caída inmediata del cártel: siempre pueden buscar otras rutas para lavar dinero o reinventar su modelo de negocio.
Este caso también envía un mensaje claro: los cárteles grandes como el de Sinaloa no solo están organizados para traficar, sino para invertir, diversificarse y consolidar estructuras “legales” que les den fortaleza.







