Noticias Chihuahua:
En la región de Darfur, Sudán, la violencia ha alcanzado niveles devastadores. Cientos de mujeres desplazadas denuncian abusos, violaciones y la desaparición de sus hijos tras los ataques de las fuerzas paramilitares del Rapid Support Forces (RSF).
El conflicto entre el ejército sudanés y la RSF, que lleva más de dos años, ha destruido ciudades enteras y provocado la peor crisis humanitaria en África. En Al-Fashir, la capital regional, los combates no han cesado en semanas.
Testimonios de sobrevivientes describen escenas de horror: soldados entrando a las aldeas, disparando indiscriminadamente y tomando prisioneros a hombres jóvenes. Las mujeres son víctimas de violencia sexual sistemática utilizada como arma de guerra.
Los hospitales colapsaron. Más del 80% de los centros de salud están fuera de servicio y no hay medicamentos ni personal médico suficiente. La desnutrición infantil crece cada día, y muchos niños han muerto de hambre o enfermedad.
Las agencias humanitarias alertan que la ayuda no logra llegar por los bloqueos de carreteras y la inseguridad. Miles de desplazados se refugian en las montañas o intentan cruzar a Chad y Sudán del Sur.
Se estima que más de once millones de personas viven en inseguridad alimentaria extrema. Las reservas de alimentos están agotadas, y los precios de productos básicos se han triplicado en los últimos meses.
Las Naciones Unidas advirtieron que la situación podría convertirse en un genocidio silencioso si la comunidad internacional no interviene. Pero los esfuerzos diplomáticos han sido insuficientes hasta ahora.
Las víctimas piden justicia, pero las instituciones judiciales del país están paralizadas. “Nos tratan como si no existiéramos”, dijo una mujer que perdió a tres familiares en un ataque reciente.
El mundo observa, pero el silencio se vuelve cómplice. Sudán se desangra entre el fuego cruzado de sus propias facciones militares mientras millones de civiles sufren las consecuencias.







