JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
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Por: José Luis Jaramillo Vela
Petróleo gratis
Durante las últimas dos décadas del siglo XIX, el régimen de Porfirio Díaz se abrió de par en par a la inversión extranjera, de modo que se establecen las primeras compañías petroleras en México y Porfirio Díaz decide otorgarles grandes concesiones, como la propiedad sobre el suelo, subsuelo y explotación, y enormes privilegios como la exención en el pago de impuestos; la pregunta era ¿por qué?, ¿por qué un gobierno tan visionario como el de Díaz haría esto?, le estaba regalando a las compañías petroleras el suelo, el petróleo del subsuelo y el producto de la explotación; todo esto a cambio de atraer inversión extranjera, de las mismas petroleras y de otro tipo de inversionistas, a los cuales sí se les dejaría caer la garra fiscal.
Aunque el costo para el país era alto en cuanto a ceder un recurso natural no renovable y soberanía, esto le funcionó a Porfirio en lo que se refiere a la inversión extranjera, puesto que los inversionistas prefirieron venir a México antes que a otros países, situación que provocó inestabilidad financiera y atraso en muchos países del continente y el repunte financiero de un México moderno, que a su vez, originó el inicio del liderazgo de México en América Latina; sin embargo, se había cedido soberanía, y eso era inaceptable.
A la caída de Porfirio Díaz, el Presidente Madero decidió tasar con impuestos a las compañías petroleras y concesionarles la explotación; luego Victoriano Huerta dejó las cosas como estaban, buscando el reconocimiento internacional a su gobierno, el cual nunca obtuvo; llegó Venustiano Carranza e intentó lo mismo que Madero, pero no pudo o no supo encontrar la solución ni el mecanismo adecuado, menos aún cuando ya había surgido un cacicazgo que impediría la correcta solución del problema, cacicazgo encabezado en la figura del General Manuel Peláez. Veamos este jirón de la historia, muy poco conocido y muy poco difundido.
¿Quién fue y qué hizo este personaje?
Manuel Peláez Gorrochotegui nació en 1882 en Tampache, Veracruz, en plena huasteca veracruzana al norte del Estado, región rodeada por las huastecas hidalguense, potosina y tamaulipeca; sus padres, Ignacio Peláez y Ana Gorrochotegui Herrera, eran personas muy respetadas y conocidas en la región, habían formado una familia próspera y la gente los apreciaba por su altruismo y la ayuda a los pobres, también tenían fama de ser muy buenos patrones para con sus empleados.
La explotación petrolera se llevaba a cabo en el sur de Veracruz, Tabasco y Campeche, hasta que en 1901 se descubren enormes yacimientos petrolíferos en el norte de Veracruz y sur de Tamaulipas, el enorme manto petrolífero comprendía desde Tampico, Tamaulipas hacia el norte; Tampache, Veracruz hacia el sur; Laguna de Tamiahua, Veracruz hacia el este y Tampacas y Tampoala, Veracruz hacia el oeste. El descubrimiento generó inquietud entre los pobladores, pues no sabían que pasaría con sus tierras, ranchos y haciendas una vez que llegaran las compañías petroleras a establecerse en la región.
El Presidente Porfirio Díaz advirtió a las compañías petroleras que para la explotación en los nuevos yacimientos tendrían que arreglarse directamente con los propietarios de las tierras donde fueran a perforar los pozos y que el gobierno intervendría solamente en caso de que se cometieran abusos en contra de los propietarios mexicanos. Al llegar a la región, los petroleros extranjeros ya tenían conocimiento de que la familia Peláez Gorrochotegui era la más conocida, influyente y querida por la comunidad; a ellos les pidieron interceder ante los propietarios de las tierras, para poder llegar a un acuerdo en cuanto a la prospección, perforación y posible extracción de petróleo en la Huasteca Veracruzana y aquí comienza el despegue de la región.
El joven Manuel Peláez
Para ese momento, en 1901, Manuel Peláez era un joven de 19 años y vió aquí una gran oportunidad de desarrollo personal, familiar y para toda la región; su padre, Ignacio Peláez aceptó ser mediador entre las compañías petroleras Huasteca Petroleum Company, propiedad del estadounidense Edward L. Doheny y la Compañía Petrolera El Águila, propiedad del británico Lord Cowdray Weetman Pearson y los dueños de tierras, pensando en que hubiera tratos justos, empleos para muchos y prosperidad para la región, para ello contó con la ayuda de su hijo Manuel, quien muy pronto se convirtió en corredor petrolero, contratista de trabajo y un muy buen mediador entre los trabajadores y las compañías.
El acuerdo de los Peláez con las compañías petroleras era de que aquellas traerían personal extranjero como técnicos, ingenieros y directivos, quedando en que toda la mano de obra como obreros, capataces, contramaestres, etc. sería mexicana, bien pagada y con la opción a que con la experiencia adquirida poder escalar a técnicos y con el tiempo incluir a ingenieros mexicanos; como corredor petrolero, Manuel Peláez mediaba entre petroleros y propietarios e ideó un esquema en el que se viera favorecido el ranchero mexicano: en el lugar señalado por los ingenieros para hacer una prospección, se le ofrecía una buena renta al ranchero, si la prospección arrojaba un buen aforo de petróleo, se le ofrecía una jugosa renta por varios años, si la prospección no era buena, se le indemnizaba por el espacio y se tapaba el pozo; este esquema permitía que al mismo tiempo que se extraía petróleo, se continuara con la agricultura y la ganadería. Como era de esperarse, la región se llenó de pozos petroleros y floreció, pero se llegó 1910 y con él la Revolución Mexicana.
No hay prosperidad sin seguridad
Durante casi diez años y salvo esporádicos incidentes aislados, reinó la calma, la tranquilidad y la prosperidad en toda la Huasteca Veracruzana, debido a una extraña pero muy efectiva alianza que Manuel Peláez había logrado construir entre los petroleros, los hacendados y propietarios y los trabajadores de las petroleras; la región florecía, se pagaba muy bien a los trabajadores, había mucha calma, tranquilidad y dinero en la región, se respiraba prosperidad en el norte de Veracruz y sur de Tamaulipas.
A la caída de Porfirio Díaz, Manuel Peláez era indispensable para todos; representaba a los petroleros, a los hacendados y a los trabajadores y junto con ellos se adhirieron a Madero; Peláez formó un pequeño ejército con el que peleó en apoyo a Madero como un apéndice de la División del Norte de Pancho Villa en Tamaulipas y Veracruz; también es electo como Presidente Municipal de Álamo, Veracruz y con ello afianzó su poder político y su control sobre toda la región; él controlaba por completo los puertos de Tuxpam, Veracruz y Tampico, Tamaulipas para darle salida a todo el petróleo; era el hombre fuerte de la región, respetable, respetado y querido; sin embargo la situación cambia cuando el Presidente Madero comenzó a restringir las operaciones de las compañías petroleras, con la intención de gravar con impuestos a la producción petrolera y ahí fue donde dolió, produciéndose el rompimiento con Madero.
Las compañías petroleras se opusieron a las medidas que pretendía Madero, no deseaban pagar impuestos ni ser concesionarias del gobierno, tampoco estaban de acuerdo ni Manuel Peláez, ni los hacendados y terratenientes, ni los trabajadores; todos estaban felices con la situación imperante en esa región, porque todo era prosperidad, era otro México, no había pobreza en la región y todos deseaban que así continuara, aunque sabían que estaban sacrificando soberanía nacional, pero vivían felices aún sabiendo que las cosas se podían poner difíciles con el GobiernoFederal
Ante la posibilidad de que el Presidente Madero enviara tropas a la región, Peláez y las petroleras se pusieron en guardia, no estaban dispuestos a perder ese paraíso de vida que habían encontrado para todas las familias de la huasteca veracruzana y sur de Tamaulipas; Manuel Peláez llamó a su ejército, reforzado por las guardias de veladores de las compañías y se lanzó a pelear contra todo aquel que intentara entrar a la región; intentó ingresar de nuevo a la División del Norte pero Pancho Villa lo rechazó por considerarlo traidor a Madero y le quitó el rango de General que le había conferido, aunque Peláez lo siguió utilizando.
Cuando Madero es asesinado, surge Venustiano Carranza y forma el Ejército Constitucionalista, en un principio integrado por la División Del Norte de Pancho Villa; las tropas de Álvaro Obregón; el Ejército de Oriente de Carranza y el Ejército Libertador del Sur de Emiliano Zapata, todos ellos bajo el mando de Carranza con la firme idea de derrocar al usurpador Victoriano Huerta; es entonces que Carranza le pide a Villa reintegrar al General Peláez como parte de la División del Norte, Villa sabe que la lucha de Peláez no es real, no es por México ni por la Revolución, es por conservar el paraíso petrolero que han formado en Veracruz, pero lo acepta por órdenes de Carranza. Bajo la División del Norte, el General Manuel Peláez y sus tropas pelearon algunas batallas en Tamaulipas, San Luis Potosí, Nuevo León, pero siempre recalando a Álamo o a Poza Rica, Veracruz
De la División del Norte, al General Manuel Peláez Gorrochotea se le adhirieron los Generales Marcelo Caraveo (futuro Gobernador de Chihuahua), Donato Bravo, José Cirilo Morán, así como los Generales Alfredo y Severino Terrazas y el Teniente Coronel Jesús Terrazas, padre de estos dos últimos; con ellos, el General Peláez formó su Estado Mayor y se convirtió en un contrarrevolucionario con un ejército independiente, dedicado a proteger y brindar seguridad a la huasteca veracruzana y los intereses petroleros.
Crece el cacique, todos contentos, algunos no
La influencia, el poder y el cacicazgo del General Manuel Peláez estaba creciendo, ya abarcaba desde Altamira, al norte de Tampico, Tamaulipas; hacia el oeste, se había extendido desde Tampoala y Tampacas, Veracruz hacia Tampaón, Tamuín y Tamazunchale, San Luis Potosí; hacia el sur creció desde Tampache hasta Poza Rica y Papantla, Veracruz, para desde ahí ejercer influencia sobre parte de la Sierra Norte de Puebla y el oriente de Hidalgo; tenía control absoluto de los puertos de Tampico, Tamaulipas y Tuxpam, Veracruz para las operaciones petroleras y suministros de la región; a estas alturas el General Manuel Peláez controlaba el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas, el oriente de San Luis Potosí e Hidalgo y parte de la Sierra Norte de Puebla; su cacicazgo ya controlaba la tercera parte del Estado de Veracruz.
En la región, el General Manuel Peláez contrataba al personal para las petroleras, designaba los terrenos para prospección y perforación, compraba tierras para rentarlas a los petroleros, ejercía las funciones de vigilante de la región a través de las policías municipales y de su ejército, pagado por las petroleras, de quienes además recibía solo para él, quince mil dólares mensuales por sus valiosos servicios; la región rebosaba prosperidad, abundancia y felicidad, era otro México, mientras el resto del país se desgarraba con la Revolución Mexicana, aquí parecía otro país; Peláez y su gente controlaban rápidamente cualquier ataque, asalto o delito que se cometiera y todos, petroleras, Peláez y población contentos; por el contrario, había otro sector que comenzaba a no estar muy contento ni del todo conforme con la situación: las autoridades.
Con el poder y la influencia acumulados por el General Peláez, más el inmenso poder de las petroleras detrás de él, quiso imponer autoridades municipales a su libre antojo, generando severos roces con los gobernadores de Veracruz (General Cándido Aguilar); Tamaulipas (General Luis Caballero Vargas); San Luis Potosí (General José Refugio Velasco); Hidalgo (General Fortunato Maycotte) y Puebla (General Francisco Coss), todos ellos leales a Venustiano Carranza y quienes no estaban ya muy conformes con el cacicazgo de Peláez y menos invadiendo sus Estados y mucho menos todavía al querer imponer alcaldes.
De cacicazgo regional a amenaza para el Estado Mexicano
En 1916 llega la Royal Dutch Shell Petroleum Company a establecerse en México, compañía holandesa reforzada con capital británico a quienes el gobierno de Carranza por medio del Gobernador de Veracruz, General Cesáreo Castro les ofreció establecerse en el sur de Veracruz, Tabasco y Campeche; estos potentados europeos dijeron desear establecerse en la huasteca veracruzana y utilizaron una palabra que nunca antes se había utilizado: Petroland, así lo llamaron y dijeron que hablarían con el “presidente” de ahí; más rápido que inmediatamente le llegó el informe a Carranza, encendiendo todas las alarmas habidas y por haber, estos europeos le llamaban Petrolandia y consideraban al General Peláez como el presidente de ahí.
Hasta ese preciso instante “le cayó el veinte” a Carranza, creían que Petrolandia era un país y Peláez su presidente; Carranza concluyó que Peláez, con el respaldo de las petroleras estaba formando ya su propio Estado, su propio País y aunque el General Peláez no estuviese pensando de esa manera, Carranza sí y debía impedir que continuara con ese cacicazgo, por lo que se propuso gravar con impuestos y concesionar el suelo a las petroleras y plasmarlo en la Constitución Política de 1917 que se estaba elaborando. Carranza prohibió el uso del término “Petrolandia”.
Mientras, los holandeses de la Royal Dutch Shell se establecían en la huasteca veracruzana, gracias a la intervención del General Peláez con las petroleras Huasteca Petroleum y El Águila para aceptar la presencia de otra petrolera; ellos pensaron que, ante una negativa, Peláez podría entregar la región a Carranza y entonces lo perderían todo.
Carranza no puede con Peláez por múltiples factores
El gobierno de Venustiano Carranza estaba atravesando por varios y complejos problemas; por un lado tenía la invasión de Estados Unidos en Chihuahua con la Expedición Punitiva del General Pershing en busca de Pancho Villa por haber arrasado e incendiado Columbus Nuevo México; la revolución continuaba en diferentes partes del país, muchos grupos incluido Zapata buscaban derrocarlo; no podía lograr el reconocimiento de Estados Unidos a su gobierno y ahora tenía el enclave del General Manuel Peláez en Veracruz, amenazando convertirse en un Estado dentro de otro Estado y por si fuera poco, los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y Holanda respaldaban los intereses de las petroleras.
A pesar de todo, Carranza decide ir por Peláez y terminar con su cacicazgo y el poder de las petroleras, más no contaba con que el General Peláez se le adelantó, empleando la técnica de guerrillas, atacó guarniciones militares, voló puentes, atracó ferrocarriles, incendió instalaciones hasta que Carranza no pudo más y desistió, dejando las cosas como estaban, aunque no estaba todo perdido pues el General Peláez comprendió muy bien que el Gobierno Federal nunca permitiría que su cacicazgo creciera como para formar otro Estado u otro País y que un gobierno en mejores condiciones políticas y económicas iría a recuperar esa región y a meter en cintura a las compañías petroleras.
La Revolución se apaga y con ella el General Peláez
La llama de la Revolución se iba apagando poco a poco, los grupos revolucionarios ya no deseaban seguir peleando y buscaban negociar la pacificación del país; únicamente Emiliano Zapata se rehusó a negociar, él deseaba pelear hasta ganar o morir y en esa terquedad perdió la vida; el otro que se desistía era el General Manuel Peláez, quien estaba de acuerdo en negociar, pero proponía que se erigieran gobiernos regionales, es decir cacicazgos, que pudieran lograr el oasis de prosperidad que se logró en la huasteca veracruzana.
Mientras que el Presidente Carranza, obstinado con el poder, trata de imponer a su incondicional Ignacio Bonillas como nuevo presidente, situación que motivó la Rebelión de Agua Prieta lidereada por el Gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta y el grupo de Los Sonorenses, quienes derrocan a Venustiano Carranza, quien un mes después, en mayo de 1920 es asesinado mientras trataba de huir a Veracruz; Carranza fue asesinado por el General Rodolfo Herrero, gente de la máxima confianza del General Manuel Peláez, sobre quien recayeron todas las sospechas del asesinato.
Tras el golpe de Estado y asesinato de Carranza, se establece un gobierno provisional con Adolfo de la Huerta al frente, quien iniciará un proceso de pacificación y convocará a elecciones, mismas que ganaría Álvaro Obregón quien ya había anunciado un cambio en la política petrolera del país; ante esto, el General Manuel Peláez entendió que su cacicazgo había llegado a su fin y que de no adaptarse a los cambios podría correr la misma suerte que Carranza, Zapata y tantos otros más.
Quienes no se adaptaron tan fácilmente, fueron las compañías petroleras que ejercieron presión tratando de involucrar a sus gobiernos, siendo el de Estados Unidos el único en morder el anzuelo debido a que el Presidente Woodrow Wilson, digamos que “le traía ganas” a México y decidió no reconocer al gobierno de Álvaro Obregón; esta postura tensó la relación entre ambos países al punto de que casi se rompen; entonces Obregón le pide al General Manuel Peláez interceder y mediar con las petroleras y con el gobierno de Washington para componer la relación. Peláez se sintió entre la espada y la pared, por un lado conocía muy bien a los empresarios petroleros, pero no al Presidente Wilson, además él no era ni siquiera político, mucho menos diplomático; lo que sí entendió fue que, con esta misión Obregón le estaba dando la oportunidad para poder confiaren él.
El golpe de suerte para Peláez fue el cambio de gobierno de Estados Unidos, termina Woodrow Wilson y el sucesor Warren Harding comprende mejor la situación y decide no intervenir. Después de esto, el General Peláez se une al gobierno de Obregón y se somete al mando militar del Ejército Federal; en 1921 es enviado a Estados Unidos como Agregado Militar, lo que se considera como un destierro político, quedando con esto desarmado su movimiento, terminando así con su cacicazgo de manera oficial.
En la huasteca veracruzana había quedado una fuerte influencia “Pelaecista”, algunos trataron de levantarse buscando regresar al pasado, pero fueron sofocados por Obregón. En 1923 el General Peláez regresa a México, decide participar en la Rebelión Delahuertista en contra de Álvaro Obregón, es arrestado y exiliado a Houston, Texas; la rebelión es aplastada y regresa a México para vivir en su rancho de Tierra Amarilla en Veracruz que fue lo único que conservó después de que el gobierno del General Lázaro Cárdenas le expropió todas sus propiedades en la región.
El General Manuel Peláez Gorrochotegui falleció el 13 de agosto de 1971en la Ciudad de México a los 89 años.
Petróleo crudo:
+ A pesar de haber sido un verdadero cacique petrolero, hombre muy rico y con múltiples propiedades, el General Manuel Peláez jamás poseyó ni siquiera una gota de petróleo.
+ El cacicazgo del General Manuel Peláez se extendió desde 1909 hasta 1921.
+ Venustiano Carranza prohibió el uso de la palabra “Petrolandia” para referirse a la huasteca veracruzana y la zona de influencia del General Peláez.
+ En la actualidad se le llama coloquialmente “Petrolandia” al corredor petrolero Cosoleacaque – Minatitlán – Coatzacoalcos en Veracruz.
+ Petrolandia si existe, es una ciudad brasileña perteneciente al Estado Pernambuco; en cambio Petrópolis pertenece al Estado Río de Janeiro.
Referencias Bibliográficas:
+ revistas.juridicas.unam.mx
+ diccionariover.uv.mx
+ tiktok.com
+ mexicoescultura.com
+ cultura.gob.mx
+ sucesosdeveracruz.com
+ scielo.org.mx
+ es.wikipedia.org
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