El gobierno mexicano respondió hoy con firmeza a una investigación que China abrió contra las nuevas medidas arancelarias mexicanas, que pretenden gravar más de 1,400 fracciones arancelarias de productos importados. China acusa a México de proteccionismo y amenaza medidas de represalia. México insiste en que esas tarifas buscan proteger industrias estratégicas y equilibrar la balanza comercial.
Para defender su postura, México ha insistido en que actúa conforme a las reglas de la OMC y en que está abierto al diálogo con Beijing, para resolver el conflicto sin escalar la tensión. En el plano político nacional, esta disputa se interpreta también como un escenario donde el gobierno puede mostrar capacidad diplomática frente a grandes potencias.
La Secretaría de Economía estima que los nuevos aranceles podrían generar ingresos adicionales por hasta 40,000 millones de pesos, algo que fortalecería finanzas del Estado en momentos de presión en gasto público. No obstante, los importadores y sectores afectados advierten sobre aumentos en precios, posibles escaseces o freno a inversiones extranjeras.
El enfrentamiento comercial podría afectar cadenas de suministro que involucran productos electrónicos, automóviles y bienes intermedios, lo que encarecería productos finales para los consumidores mexicanos. Empresas que dependen de importaciones de Asia están atentas a cualquier señal de escalada comercial o restricciones.
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En el Congreso mexicano algunos partidos ya piden revisar las tarifas caso por caso, para evitar que la medida golpee sectores vulnerables o afecte exportaciones que compiten con producciones mexicanas. La oposición señala que se debe cuidar la competitividad y no actuar por revanchismo comercial.
China ha dicho que la investigación puede durar hasta seis meses, con posibilidad de ampliación si se encuentra que México violó reglas de comercio internacional. Por su parte, México se prepara para presentar pruebas, negociar exenciones o ajustes, y buscar soluciones multilaterales.
Este conflicto llega en un momento delicado para México: la economía crece moderadamente, hay retos en finanzas y se avecinan decisiones en política exterior. Si no se maneja con pulso técnico, podría convertirse en un tema de impacto para el bolsillo ciudadano y la percepción internacional del país.
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