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La selección mexicana de boxeo femenil finalizó su participación en el Campeonato Mundial de Boxeo Femenil 2025 con un desempeño modesto. A pesar de las expectativas que generaron las boxeadoras nacionales en las semanas previas al torneo, ninguna de las ocho representantes logró avanzar a las semifinales. La última esperanza, Miriam Edith Hernández, fue eliminada en cuartos de final en la categoría de los 63 kilogramos.
Miriam cayó ante la tailandesa Thananya Somnuek por la vía del Réferi Suspende Combate (RSC), una decisión que suele aplicarse cuando una pugilista presenta desventaja clara o se ve comprometida su integridad física. En este caso, la boxeadora asiática dominó con claridad los tres asaltos, dejando pocas dudas sobre la necesidad de detener el combate.
Además de Miriam, otras siete boxeadoras mexicanas participaron en diversas categorías, desde los 48 hasta los 75 kilogramos. Todas ellas fueron eliminadas en las primeras rondas. A pesar de su esfuerzo y preparación, enfrentaron rivales con mayor experiencia internacional y nivel técnico más pulido. Esta situación revela diferencias importantes en cuanto al desarrollo estructural del boxeo femenil entre países.
México ha trabajado durante los últimos años en la promoción del deporte femenil, y el boxeo no ha sido la excepción. Sin embargo, aún existen retos significativos en materia de financiamiento, infraestructura y fogueo internacional. La falta de combates fuera del país limita el crecimiento técnico y estratégico de las boxeadoras mexicanas, lo que se refleja al momento de enfrentar oponentes con ritmos de pelea más exigentes.
La actuación de la delegación nacional fue analizada por el cuerpo técnico como un proceso de aprendizaje. Reconocen que hay elementos valiosos, pero también áreas críticas que deben reforzarse si se quiere competir al más alto nivel. La preparación física es uno de los temas prioritarios, así como la incorporación de especialistas en nutrición, psicología deportiva y análisis de rivales.
Por otro lado, la competencia permitió visibilizar a jóvenes talentos con gran potencial. Aunque no alcanzaron medalla, dejaron destellos de técnica y determinación que podrían florecer con el acompañamiento adecuado. La experiencia de participar en un evento de esta magnitud, con jueces y reglamentos estrictos, contribuye a la madurez competitiva.
También se destacó la disciplina y compromiso mostrado por el grupo, lo que habla bien del trabajo previo realizado en campamentos nacionales. El esfuerzo individual fue evidente, pero se necesita fortalecer el colectivo con más encuentros internacionales, campamentos en el extranjero y participación en circuitos continentales.
A pesar del sabor amargo por no haber obtenido medallas, se reconocen avances en términos de organización, selección de talento y logística. Sin embargo, el enfoque ahora debe centrarse en diseñar un plan de mediano plazo que permita competir con países punteros como Tailandia, India, Kazajistán o Turquía.
El boxeo femenil en México tiene historia y raíces, pero requiere una visión renovada para que las atletas no solo participen, sino que se conviertan en contendientes reales por podios mundiales. Este Mundial representa una llamada de atención para todas las partes involucradas.







