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El 6 de marzo, una denuncia anónima llevó al colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco hasta el Rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, donde localizaron un centro de exterminio presuntamente operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). En el lugar yacían cerca de 400 pares de zapatos y prendas de vestir.
Los objetos se encontraron dispersos entre hornos clandestinos que la delincuencia organizaba utilizaba para la incineración de cuerpos. Además, descubrieron restos óseos calcinados, lo que sugiere que el sitio fue empleado para la desaparición sistemática de personas.
Las inspecciones también revelaron casquillos percutidos, cargadores y múltiples marcas de tiro en la propiedad. Estos indicios apuntan a que el rancho no solo funcionaba como centro de exterminio, sino también como campo de entrenamiento para integrantes del grupo criminal.
Sin embargo, su historial no era desconocido para las autoridades. En septiembre de 2024, la Fiscalía de Jalisco intervino el sitio en un operativo que resultó en la detención de 10 personas y el rescate de dos víctimas de secuestro. A pesar de ello, el lugar continuó inadvertido.
Cuatro días después, el 10 de marzo, la Fiscalía de Tamaulipas informó sobre la localización de un segundo centro de exterminio en Reynosa por parte del colectivo Amor por los Desaparecidos. En este lugar se encontraron restos humanos, herramientas para la destrucción de cuerpos y estructuras clandestinas que sugieren un modus operandi similar al descubierto en Jalisco.
El colectivo Luz de Esperanza convocó a un luto nacional el próximo sábado 15 de marzo en Palacio de Gobierno de Jalisco. Bajo la consigna «Nunca más Teuchitlán, Jalisco», el colectivo anunció en redes sociales que la reunión se llevará a cabo a las 17:00 horas para honrar la memoria de las víctimas, aún sin identificar oficialmente.