Noticias Chihuahua:

Fueron muy pocas las ocasiones en las que Felipe Calderón hizo críticas abiertas a la gestión de Andrés Manuel López Obrador, pero el resentimiento de los sucesos de 2006 convirtió al expanista en la némesis de AMLO.

Las referencias a Calderón eran prácticamente obligadas en todas las mañaneras del tabasqueño, y se incrementaron tras la detención, durante el juicio y al conocerse los años que Genaro García Luna pasaría encarcelado en los Estados Unidos.

De vez en vez, Claudia Sheinbaum sigue la costumbre heredada.

Pero su verdadera némesis es Ernesto Zedillo, único expresidente que en diferentes foros y ocasiones se ha lanzado en contra de las reformas constitucionales aprobadas por las manadas morenistas con las que se está dando fin a los pocos años que duraron ciertos vientos democráticos en el país.
EZP ha ido más allá ahora, al opinar que “en el cuarto de al lado” está AMLO dictando órdenes a Sheinbaum.

¿Y que ha respondido ella?

Pues lo de cajón: el Fobaproa.

Falta imaginación, pero sobre todo hay ausencia de elementos para desvirtuar las palabras de Zedillo ¿no cree usted?

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A primera vista, el “Plan México” presentado ayer por la señora presidente luce “a todísimas margaritas”.

Bien sus objetivos, aunque no se diera a conocer con claridad cómo es que piensan alcanzarlos.

Dijo ella que hay 277 mil millones de dólares en inversiones que quieren llegar al país.

Si quieren, ¿qué es lo que se les impide?

El plan, empero, cojea de una pata. El de la credibilidad en una Administración que no se la ha ganado, pues la mentira o, cuando menos, la manipulación de sus cifras es de tamaño monumental.

Además, no habrá condiciones jurídicas que garanticen a los inversionistas que nos los van a expropiar.

Bien escribía Anatole France:

“Para lograr grandes cosas debemos no sólo actuar, sino también soñar; no sólo planear sino también creer.”

Y no hay en el mundo capitales que crean en la 4T.

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De la misma caterva que creó el “gas Bienestar” para surtir “primero a los pobres” …

… nace ahora el “chocolate del Bienestar”.

También, en una misma jugada, el “café del Bienestar”.

¿Será porque los mexicanos ya no quieren más “atole del Bienestar”, servido cada mañana desde Palacio Nacional desde hace ya más de seis años?