De plano la presidenta se contuvo para no carcajearse ante la ofertota que “por una única vez” le lanzó el ex coordinador de los diputados panistas, Jorge Romero Herrera quien asumió la dirigencia de Acción Nacional, que como dijo, es un partido quebrado y yo diría desfondado.
Y así lo hará con todos quienes, desde la oposición de mentiras, quiera acercársele a la presidenta del pueblo lo mismo que con miembros de la sociedad civil, agrupaciones o plebeyo aspiracionista. Está en el olimpo de palacio Nacional y esa es una fortaleza material y políticamente inexpugnable.
Solo los elegidos podrán dirigirse a la nueva inquilina y eso con mucho cuidado porque ya trascendió su carácter explosivo cuando algo o alguien no le gusta o la contradice. NO se olvide que la jefa del Ejecutivo, lo es también en los hechos de “todas las instituciones” del país, incluyendo aquéllas por las que alguna vez pelearon por años para construirlas y que hoy habrán de destruir en unos pocos días.
Si el ganso no escuchaba, parece que ella menos y sin rodeos lo expresa. Eso se ve a menos de dos meses de asumir la presidencia y se agudizará conforme se posicione del poder omnímodo que le dejó su padrino y lo ejerza a plenitud.
Claro para eso también se debe tener vocación y en eso no se equivocó el tlatoani tabasqueño. El autoritarismo, el “yo mando” le salta a flor de piel y lo mismo con una dizque sonrisa o una mueca dice más que muchas palabras, como lo hizo con el nuevo dirigente albiazul a quien acusó de ser cabeza del cartel inmobiliario y ciertamente miembro de quienes hoy se apoderaron del PAN, cuya apertura sólo será para intentar consolidar una quimérica base de militantes, pero sin el sueño de alcanzar las alturas donde manda Marko Cortés y cómplices.
No lo importa a la señora presidenta lo que digan o piensen en el PAN, el PRI y tal vez ni en sus mismas bases partidistas con sus rémoras. Conforme avance el sexenio se irán blindando los procesos para consolidar en sus manos todo el poder, donde ni un solo funcionario de elección o designado entre a la nómina sin su permiso previo.
Es decir que todos los que lleguen en estos tiempos, le deberán a la científica lo que cobran en nómina y lo que se “ganen” a través de la corrupción, convenios y demás componendas.
Y va por todo, incluso con mentiras generadas por sus huestes como la de la señora Alcalde que desde la cabeza de Morena lanzó un estigma más contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación acusándola que por su culpa, México careció de vacunas contra el Covid-19, cuando en verdad 800 mil mexicanos murieron por los “ahorros” del ganso y los malos consejos del subsecretario Hugo López Gatell.
Será difícil objetivamente, que la oposición vuelva a ganar una elección; PAN y PRI se proponen arrebatar curules al oficialismo en las intermedias, pero parece que será tarea inalcanzable porque el reparto de dinero gratis se acentuará y ahora hasta quienes tengan 58 y 59 años, estarán agradecidos con el gobierno que les obsequiará dos mil pesotes, aunque tengan empleo.
Se trata por un lado, de comprar más votos, aunque sea a costa de más endeudamiento y por el otro, con el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial ya cooptados y sometidos, entregar puros triunfos a Morena y alados.
Y si a eso sumamos un poder Judicial d4escabezado, castrado y sometido, pues no hay manera de que aun con triunfos aplastantes los opositores ganen las curules suficientes. Es más, les van a dar sólo las que la presidenta permita y eso para dar una cara hacia el exterior.
La democracia se acabó y no vemos en el corto plazo que vuelva a restituirse pues el actual gobierno y sus cómplices aplicarán la máxima de que el poder no se comparte, se ejerce a plenitud.
Es más, se darán el lujo de equivocarse en lo que sea, para eso tienen el poder, para volver a mandar y nadie les discuta. Ofenderán a quien les dé la gana; acusarán a los que prete3ndan sublevarse, ya no hay amparo y la palabra presidencial, es desde la traición de Pérez Dayán, la voz de Dios.
Y va a llegar el día como ya lo hicieron en la Ciudad de México, en que nos digan que si alguien no está contento, las fronteras del país están muy anchas para que se vayan. Lo vamos a ver, de eso no me cabe duda.