La columna

NOTICIAS CHIHUAHUA

POR CARLOS JARAMILLO VELA
 No reformaron la Constitución, la deformaron,… y están arruinando a México.
 Claudia Sheinbaum: Igual que AMLO,… desvía al Ejército de sus funciones.
En México se vislumbra un panorama hostil para la recuperación de la República.
La extinción de la independencia e imparcialidad que constituyen la esencia del
Poder Judicial Federal -encargado de la impartición de justicia-, así como la
eliminación de los organos autónomos INE e INAI -garantes de la equidad en los
procesos electorales, y la transparecicia y acceso a la información pública,
respectivamente-, comenzada en modo autoritario por el expresidente Andrés
Manuel López Obrador, ha sido continuada en igual forma por su sucesora, la
presidenta Claudia Sheinbaum, y es ya un mal enorme para México. La justicia,
los derechos humanos, la democracia y las libertades cívicas, políticas y
electorales que nos corresponden a los mexicanos, hoy están a punto de quedar
bajo el control de la presidenta Sheinbaum y MORENA.
Lo lograron mediante una cuestionada imposición de controvertidas reformas
constitucionales, que ha provocado graves retrocesos de naturaleza económica,
política y jurídica, agudizando la tensa polarización social instigada durante seis
años por el exmandatario López Obrador. Como resultado de estas reformas -cuya
perversidad es evidente- hoy México sufre una perjudicial regresión ante la
inminente arrogación de las tareas de administración de justicia, arbitraje electoral
y entrega de información pública gubernamental, para subordinarlas al criterio e
interés político de la persona titular del Poder Ejecutivo. Intencionalmente han
debilitado al marco jurídico constitucional y las instituciones, distorsionándolos;
han deformado al Estado Mexicano. Esto con el fin de instaurar un regimen
totalitario y asegurar su pertpetuación en el poder, para beneficio de MORENA y
sus principales fundadores, entre quienes sobresale como figura central el
exmandatario Andrés Manuel López Obrador y, muy cerca de él, su sucesora, la
presidenta Sheinbaum.
Claudia Sheinbaum y los demás funcionarios de MORENA continuarán diciendo
en sus discursos que todo lo hacen por mandato del pueblo y para el bienestar de
éste, sin embargo, ellos mismos y millones de mexicanos sabemos que sus
peroratas no son más que mercadotecia política basada en una retórica de corte
populista y demagógico, orientados a la seducción de un electorado al que ellos
dicen tener “cautivo” a través de los progranas se subvención social, cuyos
padrones ahora están siendo ampliados de manera apresurada para incrementar
la “base electoral cautiva” que afirman tener.
El cerrojo mediante el cual Claudia Sheinbaum y su partido -fundado por López
Obrador- asegurarán el enquistamiento del morenismo en el poder, es la referida
deformación constitucional, misma que con premeditación y ventaja han
perpetrado a su conveniencia. El serio daño que se han propuesto causar a
México y a los mexicanos está por consumarse, pronto serán eliminadas las

condiciones de equidad y certeza en las elecciones, y se obstruirá el acceso a la
información pública, pues el Poder Judicial, el Tribunal Electoral, el INE y el INAI
quedarán constitucional y legalmente sometidos a los designios de la persona
titular del Poder Ejecutivo –hoy Claudia Sheinbaum- y, por ende, al interés
ideológico-político-electoral de ella y su partido. Su perversa obstinación les
impide abstenerse de continuar arruinando a México, pues en sus anacrónicas
mentes no hay idea más sublime que imponernos a los mexicanos la prevalencia
de un partido e ideología únicos.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha seguido los pasos de su padrino y antecesor,
Andrés Manuel López Obrador. Su forma de ejercer el poder es casi idéntica a la
de su amigo expresidente. Las conferencias mañaneras, la actitud asumida al
conducirlas, así como el tono y la intencionalidad de sus declaraciones; la
asignación de obras y tareas civiles al Ejército; la deteminación de llevar hasta sus
últimas consecuencias la reforma al Poder Judicial -sin salirse del guión fijado por
AMLO, y sin moverle ni una coma-, para cumplir el proyecto transexenal del
exmandatario; muestran a Sheinbaum como una fiel réplica del expresidente.
Todos los actos y las intenciones de la presidenta la revelan como una copia del
que se fue pero que, en cierto modo, sigue mandando -¡y de qué modo!.
No es recomendable continuar involucrando al Ejército en labores que no le
corresponden -tales como la ejecución de obras de infraestructura-, pues esto
afecta las tareas propias de la institución castrense, y también al crecimiento de
nuestra economía. Seguir distrayendo a los militares en asuntos ajenos a su
naturaleza hará que se descuiden las tareas de control y combate a la inseguriad
e ingobernabilidad que hoy imperan en todo el territorio del país –luego de que el
expresidente López Obrador omitió hacerle frente durante su mandato-. Además,
entregar a los soldados las megaobras priva a las empresas constructoras
privadas de participar en su contratación, disminuyendo la derrama económica y la
generación de empleos. La presidenta es igual a su exjefe -o todavía jefe-, pues
sigue con exactitud sus malos pasos. Las consecuencias de sus erróneas
decisiones las sufriremos todos los mexicanos.
carloshjaramillovela@yahoo.com
Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.

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