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Daños mayores, goteras y arte desaparecido. El Palacio de Alvorada, la residencia oficial del presidente de Brasil, quedó en mal estado tras los cuatro años de gobierno de Jair Bolsonaro, afirmó la nueva primera dama, Rosangela «Janja» da Silva.

Janja recibió a un equipo de Rede Globo —la televisora de mayor audiencia del país—, en el palacio para destacar lo que ella considera son las pésimas condiciones del edificio. Espacios importantes del ícono modernista quedaron «deteriorados», dijo Da Silva, que se casó con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en mayo.

“Lo que vemos es que no había cuidado, dándole mantenimiento. Los muebles, las patas de los muebles que son de latón, no están pulidas. Los muebles no son originales. Vamos a intentar recuperarlo. Todavía me falta visitar el almacén —la Presidencia de la República tiene un almacén de muebles— y ver qué fue allí. Hay muchos objetos que fueron transportados de un lado a otro, de la Meseta para aquí, de aquí para Jaburu. Entonces, necesitamos localizar estos objetos. El presidente Lula y yo decidimos que solo cambiaremos cuando tengamos un inventario completo de lo que hay aquí, de cómo nos lo entregaron”, dice.

Ante las cámaras mostró ventanas quebradas, alfombras rasgadas, pisos de madera rotos, un techo manchado por goteras, un salón de banquetes desprovisto de mobiliario y otros dolores de cabeza para cualquier nuevo ocupante. Dijo que una cantidad indeterminada de mobiliario y arte están desaparecidos, sufrieron daños por el sol o fueron abandonadas en el suelo, como el caso de una pieza religiosa del siglo XIX.

Mientras que equipos electrónicos quedaron regados en la biblioteca donde Bolsonaro solía dar sus acostumbradas emisiones en vivo por las redes sociales a sus seguidores.

La primera dama, de 56 años, dijo que la pareja presidencial llevará a cabo trabajos de renovación y reparación de los daños, y realizará un inventario del mobiliario y piezas de arte de la residencia antes de mudarse.

«Este edificio está en el registro» nacional de lugares históricos, dijo Janja a Globo, mientras daba un recorrido por el palacio en una entrevista publicada el jueves. «Estamos pensando en hacer registro de las cosas que están dentro de la Alvorada también, para que no pase esto de nuevo, que un gobernante viene y saca los objetos que son patrimonio del Estado brasilero».

Lula, de 77 años, conoce bien la mansión, pues ahí vivió durante sus dos primeras presidencias (2003-2010) con su entonces esposa Marisa Leticia, ya fallecida. Al ver su condición actual, quedó «desolado», confesó Janja. El edificio blanco diseñado por el reconocido arquitecto brasileño Oscar Niemeyer fue ocupado luego por su sucesora y aliada, Dilma Roussef, hasta 2016, cuando fue depuesta por el Congreso.

Lula, que superó un encarcelamiento por acusaciones de corrupción para volver a la presidencia el 1 de enero, regresa a la residencia luego de ser habitada por el expresidente de centroderecha Michel Temer y Bolsonaro, que abandónó Brasil y fue a la Florida, en Estados Unidos, dos días antes del fin de su mandato, no pudo ser contactado.

 

 

Por AL PE

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