A finales de la década de los 70’s, tras una gira de varios días por la Sierra Mixteca en la que había acompañado al entonces diputado federal Heladio Ramírez López –quien más tarde sería gobernador de Oaxaca–, conmovido por la enorme pobreza y pasividad de niños y mujeres que nunca cesaban de tejer bolsas, sombreros y otros artículos de palma, regresé a la redacción de El Heraldo de México, el original, y escribí una serie de reportajes que, mutatis mutandi, comenzaban así:
“Fueron un pueblo guerrero al que jamás vencieron los españoles y que hoy han sido derrotados por la pobreza, la desnutrición, la insalubridad y, sobre todo, por la corrupción de sus gobernantes…”.
Tales reportajes se publicaron durante cuatro días en consecutivas primeras planas y fueron celebradas tanto por el editor, don Gabriel Alarcón Chargoy, como por sus hijos Gabriel y Oscar, pero sobre todo por quien fuera el jefe de la redacción y mi maestro en el diarismo Pepe Robles Martínez.
Un par de años después, en el entonces nuevo semanario Interviú, de breve existencia, aparecía en una sola entrega una síntesis de aquellos reportajes que comenzaban de manera idéntica, bajo la firma de quien entonces era un connotado cronista:
“Fueron un pueblo guerrero al que jamás vencieron los españoles y que hoy han sido derrotados por la pobreza, la desnutrición, la insalubridad y, sobre todo, por la corrupción de sus gobernantes…”.
Tal la primera ocasión en la que me percaté de que mi trabajo había sido literalmente plagiado.
Nunca reclamé el plagio. Aunque sí lo comentamos El Profe Robles, como llamábamos a nuestro jefe en la redacción, y este escribidor.
Nada podía hacerse y resultaba inútil denunciar a quien en esa época era considerado una vaca sagrada de la crónica política en todo el país.
El plagio, desgraciadamente, no es un delito en México… aunque sí tiene consecuencias como hace pocos años lo evidenció el caso de Sealtiel Alatriste, quien al ser expuesto como plagiario tuvo que presentar su renuncia a la coordinación de Difusión Cultural de mi Alma Mater, la UNAM.
Guillermo Sheridan, cazaplagiarios
El escritor e investigador Guillermo Sheridan ha expuesto en varias ocasiones casos de reconocidos plagiarios.
Uno de los primeros, en enero de 2012, el de Sealtiel Alatriste, quien terminó por reconocer que había cometido “un error” al copiar literalmente, “en algunos” de sus para entonces más de 500 artículos a algunos otros autores sin entrecomillar lo “fusilado”, atribuyéndoselo como propio.
Tuvo consecuencias. Su renuncia al alto cargo que hasta entonces ocupó en la Universidad Nacional.
Más recientemente, en julio de 2021, Sheridan exhibió a Alejandro Gertz Manero, inexplicablemente todavía fiscal general de la República, quien plagió varios párrafos a la obra publicada a finales de la década de los 30’s de Salvador Ortiz Vidales en su obra “Guillermo Prieto”, biografía del poeta y cronista del siglo XIX.
Esto, tras que Sheridan analizó la obra por la que la directora del peculiar Conacyt de la 4T, María Elena Álvarez- Buylla, le entregó al funcionario el nivel más alto del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Sheridan también evidenció que Malcom D. McLean fue otro de los plagiados por Gertz, a quien también copió parte de su obra publicada en 1960, en torno a Guillermo Prieto.
A diferencia de lo acontecido con Alatriste… no hubo, no hay aún, consecuencias de ningún tipo para el cínico fiscal general.
Son tantos los crímenes que ha cometido que “una raya más al tigre” no le sienta nada mal.
Y son ya tantas esas rayas, que Gertz debería ser motejado Pantera.
La ministra copy & paste
La plagiaria Yazmín Esquivel de Rioboó es la pieza más reciente en el pabellón de caza de Guillermo Sheridan.
No es, ni con mucho, el único que se perpetra casi a diario en México, donde hay más copias “pirata” de discos, películas, libros que las que originalmente distribuyen las industrias de la música, fílmica y editorial.
Casos ha habido, también, de iniciativas legislativas que para no irse en blanco presentan como si fuesen propias diputados y senadores que las extraen de las enormes congeladoras que son ya las Cámaras al Congreso de la Unión.
Los plagios de tesis para obtener grados universitarios son también de lo más común y corriente no sólo en la UNAM sino en prácticamente todas las instituciones de educación superior, ya sea que éstas sean públicas o privadas.
El caso del pillastre Enrique Peña Nieto en la prestigiada Universidad Panamericana es tan sólo uno más.
Me escribe un lector regiomontano que en el ITESM el copy-paste se ha convertido en una industria casi tan próspera como la de El Diablo José Antonio Fernández Carbajal.
Y en fortuna económica es competidora cercana al dueño de FEMSA la súper asesora Martha Rodríguez de quien se dice ha llegado a cobrar varios cientos de miles de pesos por cada una de las tesis que, para obtener el grado de licenciado en Derecho, ha vendido entre buena parte de sus casi 500 alumnos.
Esquivel de Rioboó ¿pagó por la que presentó hace ya varias décadas?
Si no lo hizo, si fue “de a grapa”, caro está pagando hoy por ello.
¿No cree usted?
Indicios
Lo he dicho y lo he escrito infinidad de ocasiones. Cuando un país está mal, ¡todo está mal! ¿Por qué habría de estar bien la Sumisa Corta de Justicia de la Facción cuatrotera? ¿Por qué la Selección Nacional de Futbol? ¿Por qué el periodismo? ¿Por qué el gobierno de la 4T? ¿Por qué la Iglesia? ¿Por qué los sindicatos? ¿Por qué el Congreso? ¿Por qué la comisión de senadores que aprobó la propuesta de Andrés Manuel López Obrador para que Esquivel de Rioboó se integrara al que alguna cada vez más lejana época fuera el Máximo Tribunal de México? * * * El ocio es mal consejero. Y al oído me susurró, casi me gritó, que dejara a un lado la fiaca y regresara al espacio que por sólo unos días abandoné. * * * Gracias por acompañarme con la lectura de este texto. Y como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!