raymundo riva palacio
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* Alito el esquirol*

Es un farsante. Le entregó a López Obrador y al Ejército lo que querían, una carta de impunidad, señala Raymundo Riva Palacio.

La semana pasada, cuando se publicó en este espacio un reconocimiento a la estrategia del líder del PRI, Alejandro Moreno, por realizar un riesgo calculado y respaldar la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles hasta 2028 ante el peligro que gobernadores y alcaldes se deslindaran de la alianza opositora, hubo críticas fuertes e inteligentes al alegato. Aunque había puesto en peligro la coalición, tenía sentido político la iniciativa de alinearse con la sociedad, que tiene muy buena opinión de los militares y es en los únicos en quienes confía para enfrentar a los criminales. Fue un error. Moreno no estaba pensando estratégicamente en la gente, sino en él mismo.

La jugada de Alito, como se tituló la columna, y a la luz de lo que sucedió después, resultó positiva para él. No hizo lo que se esperaba como segundo tiempo de ese respaldo, exigir que, a cambio de ese apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, se comprometieran, junto con la Secretaría de la Defensa Nacional, a informar regularmente sus métricas y resultados. Es decir, que existiera una auditoría sistemática sobre porcentajes en la reducción de la violencia, los jefes criminales detenidos de todos los cárteles y la recuperación de los territorios controlados por los delincuentes. Es decir, agudizar la contradicción de abrazos, no balazos, pero se quedó cojo.

O, dicho de otra manera, por la forma como actuó, y como bien señalaron los críticos al texto, cambió su libertad por el respaldo político al Presidente, pero no lo acotó. Le dejó el campo libre y, en cambio, profundizó su enfrentamiento con sus viejos aliados. Una semana después, la percepción sobre Moreno de un político de poca monta, se alineó con la realidad. López Obrador quería romper la alianza y encontró en Alito su esquirol. Traidor una vez, traidor siempre. No hubo rectificación del dirigente del PRI, sino ratificación de una calidad moral pobre que profundizó su caída. Lo que pareció en ese momento, a juicio de quien esto escribe, una oportunidad política para salir avante y formular un diseño de rendición de cuentas para el Presidente, terminó en la hoguera de la indignidad.

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https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/2022/09/14/alito-el-esquirol/

 

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