Cuál es la tónica marcada por el profeta de la 4T: los mexicanos continúan en declive gracias al proyecto del “cambio”, que a estas alturas generó 10 millones más de pobres, que según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) cayeron en miseria laboral, alimentaria y de salud, en tanto el desperdicio de recursos presupuestales se acumula y casi empata el nivel de endeudamiento de esta “administración”, de 2.6 billones de pesos, con lo cual, el débito externo alcanza el 5.4 del PIB.
La encuesta revela que hoy hay más pobres en salud, por lo que no se explica el recorte del 24 por ciento que se dio al gasto en ese sector en el presente año, donde además también se recortó a educación y fuerzas armadas, para destinar más dinero a la deuda de Pemex, que alcanza 1.2 billones, desviar 22 mil millones a Dos Bocas y continuar financiando el Tren Maya, cuyo costo ya se elevó en 170 por ciento.
Esos datos del Coneval implican que hay más mexicanos que carecen de atención a la salud y confirma que, frente a lo que se tenía con el programa de Seguro Popular, hay 15 millones sin acceso a ese servicio y se incrementó en sólo un semestre a dos millones de recetas no surtidas en el sector público, principalmente en medicamentos para enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes y las cardiovasculares, así como cáncer y tratamientos para problemas mamarios y cervicouterinos.
Pero, además, mientras que se sigue destinando dinero por cerca de 22 millones mensuales para la administración del AIFA, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México continúa deteriorándose, ya que además de los 2 mil millones de pesos que estaban destinados para reparaciones estructurales, la “ordeña” de recursos para pagar la deuda que queda por la cancelación del NAIM, implica que se paguen 200 millones de dólares anuales, devengados del TUA en la terminal aérea del Peñón.
Lo que implica en su momento que el TUA se elevó en el AICM para pagar la deuda contraída con la Fibra E con que se financiaría el NAIM y que, a la cancelación, si bien se pagaron 1,800 millones de dólares para cerrar contratos, quedaron vivos 4,200 millones de dólares que se pagarían con el TUA a razón de 200 millones de dólares, faltan 16 años. Por eso no hay dinero para el mantenimiento del AICM y los dos mil presupuestado por Hacienda “desaparecieron” porque no se ejercieron.
Esto constituye un ejemplo de lo que pasa en el país, donde los costosos caprichos del “mesías tropical”, no sólo provocan huida de capitales y cancelación de inversiones como ocurrió con el NAIM, la cervecera y los proyectos de energías limpias sino también daño a la actual infraestructura ya que si se suman los recursos presupuestales para los programas clientelares, que nos han llevado a la pobreza franciscana, explican por qué hay más muertos por enfermedad que antes, según la encuesta del propio Inegi, y el deterioro de la infraestructura del país va en aumento.
Esos datos implican también que mientras se sigue gastando en los caprichos del profeta de la 4T como un AIFA que nadie quiere, un tren donde la iniciativa privada no le entra y una refinería que no refina, faltan recursos en otras áreas ya que actualmente se exprimen a los fideicomisos que aún quedan, sacrificando investigación y becas internacionales de estudio, medicamentos y atención, guarderías infantiles, refugios para mujeres agredidas, escuelas de tiempo completo y desde luego mejora en hospitales, en tanto que se gastan 200 millones de pesos en traer médicos cubanos, apoyar a gobiernos autoritarios e incrementar los recursos de programas clientelares cuya corrupción es manifiesta y fue denunciada.
Se gasta mal, en caprichos y en cuestiones que sólo interesan al “machuchón”, lo demás resulta secundario, intrascendente o con una marca de corrupción; se castiga y critica el aspiracionismo, la preparación, la funcionalidad, el crecimiento y desde luego a los emprendedores, especialmente si son empresarios que no les entran a las rifas del “mesías cuatrotero”.
De tal suerte que en esta escalada de absurdos que sólo se explicarían si el proyecto es destruir al país, no se avizora un sólo signo positivo, porque si bien el caudillo festeja que hay cierto crecimiento la verdad es que la inversión no llega, por el contrario, se va o se cancela, la deuda aumenta diario y no se ve luz al final del camino de la 4T.