El conflicto entre Arabia y Saudita e Irán, los dos países más grandes del golfo Pérsico y líderes en el mundo islámico, ha estado marcando el ritmo de Medio Oriente desde hace décadas.
¿Pero de dónde viene esta enemistad y qué implica? Este es un vistazo.
El reino de Arabia y Saudita y la República Islámica de Irán son dos países en Medio Oriente que están ubicados a ambos lados del Golfo Pérsico, región que comparten con Kuwait, Qatar, Iraq, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Oman.
Arabia Saudita, cuya capital es Riad, tiene una población de 34 millones de habitantes —en su mayoría árabes— y comparte también fronteras con Jordania y Yemen. Su actual líder es el rey Salmán, aunque se cree que su hijo y príncipe heredero, Mohammed bin Salman, tiene mucho poder.
Irán, con capital en Teherán, tiene una población de unos 85 millones —principalmente persas, pero también azeríes y kurdos, entre otros— y limita también con Afganistán, Armenia, Azerbaiyán, Pakistán, Turquía y Turkmenistán. El país está liderado por el ayatolá Ali Khamenei, mientras que Ebrahim Raisi es el actual presidente del gobierno.
Ambos son países petroleros, aunque la economía de Irán está más diversificada. En el caso de Arabia Saudita, se estima que el país acumula el 22% de las reservas globales de petróleo.
Arabia Saudita es, además, un aliado importante de Estados Unidos en la región, mientras que Irán es uno de sus principales antagonistas: Teherán y Washington no tienen relaciones diplomáticas desde 1980.