Varios de miembros del grupo armado libanés Hezbolá, incluidos combatientes y médicos, murieron y miles resultaron gravemente heridos el martes cuando explotaron los buscapersonas que utilizan para comunicarse, dijo una fuente de seguridad a Reuters. Un funcionario de Hezbolá, que habló bajo condición de anonimato, dijo que la detonación de los buscapersonas fue la «mayor violación de seguridad» a la que el grupo había sido sometido en casi un año de guerra con Israel.
«Ocho personas murieron y unas 2 mil 750 resultaron heridas» en la explosión, este martes, de bíperes pertenecientes a miembros del movimiento islamista proiraní Hezbolá en Líbano, anunció el ministro de Salud libanés, Firass Abiad.
Un periodista de Reuters vio ambulancias corriendo por los suburbios del sur de la capital, Beirut, en medio de un pánico generalizado. Los residentes dijeron que se estaban produciendo explosiones incluso 30 minutos después de las explosiones iniciales. Grupos de personas se apiñaban en la entrada de los edificios para comprobar si conocían a personas que pudieran haber resultado heridas.
La fuente de seguridad añadió que los artefactos también estaban explotando en el sur del Líbano. No hubo comentarios inmediatos por parte del ejército israelí, que ha estado intercambiando disparos con Hezbolá desde octubre pasado en paralelo a la guerra de Gaza.
Netanyahu incluye el frente libanés entre los objetivos de la guerra
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció el martes que el retorno de los civiles del norte de país, desplazados por los combates con el movimiento Hezbolá en la frontera con Líbano, es una de las prioridades de su gobierno, más allá de la guerra en Gaza contra Hamás.
Desde el enclave costero, el líder de Hamás, Yahya Sinwar, afirmó que el movimiento islamista palestino está preparado «para una larga guerra de desgaste» en Gaza, con la ayuda de sus aliados regionales.
«El gabinete político y de seguridad actualizó esta tarde los objetivos de la guerra para incluir el siguiente apartado: el regreso seguro de los habitantes del norte a sus hogares», explicó la oficina del jefe de gobierno israelí en un comunicado.
Desde el ataque de Hamás y el inicio de la ofensiva en octubre pasado, la zona fronteriza con Líbano es escenario de intercambios de disparos casi diarios entre las tropas israelíes y el movimiento libanés proiraní Hezbolá, con el riesgo de convertirse en una escalada regional.
La violencia causó 623 muertos en Líbano, en su mayoría combatientes, pero también 141 civiles, de acuerdo a un balance. En Israel, incluida la zona anexada de los Altos del Golán, las autoridades informaron del deceso de al menos 24 soldados y 26 civiles desde el pasado octubre.
Hezbolá reivindicó este mismo lunes «decenas» de ataques contra posiciones israelíes, mientras que el ejército israelí declaró haber golpeado objetivos «terroristas» en Líbano. El martes, un ataque israelí en Blida, en la frontera en el sur de Líbano, mató a tres personas, según las autoridades libanesas. El ejército israelí, en tanto, afirmó haber matado a miembros de Hezbolá.
«La acción militar es el único medio»
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant señaló que la «acción militar» es el «único medio de garantizar el regreso de las comunidades del norte de Israel a sus hogares». El vicejefe de Hezbolá, Naim Qassem, declaró el sábado que «no tienen intención de entrar en guerra», pero que si Israel «desencadena» una «habrá grandes pérdidas en ambos bandos».
Y el líder de Hamás, Yahya Sinwar, afirmó en una carta a sus aliados hutíes yemenitas que los «esfuerzos combinados» entre los grupos de «resistencia» en Líbano, Irak y Yemen «romperán al enemigo y le infligirán una derrota».
La guerra estalló el 7 de octubre del año pasado con el ataque de Hamás contra el sur de Israel que provocó la muerte de 1.205 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP hecho a partir de cifras oficiales israelíes. De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en la Franja, de los cuales 33 fueron declarados muertos por el Ejército israelí.
Los bombardeos y combates israelíes destruyeron el enclave y provocaron la muerte de al menos 41.252 palestinos, en mayoría mujeres, adolescentes y niños, según el Ministerio de Salud de este territorio gobernado por Hamás.
En una entrevista con AFP, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo el lunes que «nada justifica el castigo colectivo» del pueblo palestino. La Asamblea General de la ONU debatirá desde este martes un proyecto de resolución palestina que exige el fin de la ocupación de los territorios palestinos dentro de «12 meses», un texto que ha irritado a Israel.