Ciudad de México, 18 de marzo de 2024.- Este 18 de marzo se cumplieron 86 años del decreto por el cual el expresidente Lázaro Cárdenas del Río nacionalizó la industria petrolera en México. La expropiación fue el resultado de la implementación de la Ley de Expropiación de 1937 y del Artículo 27 de la Constitución mexicana aplicados a las compañías petroleras, principalmente estadounidenses y británicas. Sin embargo, hoy nada hay que celebrar. Tan es así que ni siquiera la fecha fue destacada en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, donde fueron abordados temas secundarios para responder a la oposición. Una política errática y aplicable al siglo pasado deja pérdidas multimillonarias a las arcas del país y eso es inocultable: las viejas plantas de refinación de Pemex perdieron en los últimos cinco años de operaciones más de 800 mil millones de pesos.
Le cedió la palabra a la candidata oficialista para hablar del pasado de Pemex, pero no profundizaron lo suficiente porque, si bien es cierta y comprobable la ineficiencia e ignorancia de Octavio Romero en el tema petrolero, también debe ser reconocida la de Francisco Rojas, político no petrolero, o la de Mario Ramón Beteta, economista, no petrolero, la de Julio Rodolfo Moctezuma, Carlos Ruiz Sacristán, el aún pendiente del juicio final Emilio Lozoya, lobista para bienes del patrimonio nacional. El único ingeniero y mecánico electricista egresado del Instituto Politécnico fue Jorge Díaz Serrano y ni hablar del fin de aquellos anunciados tiempos de administrar la riqueza gracias al oro negro. Así, el arrastre tiene orígenes muy claros en la ignorancia y la incapacidad lo cual, se ha visto y comprobado, ha permitido la generación de una corrupción sin control, sin medida.
En el presente, sin quedar tampoco duda, la política energética seguida por la administración de López Obrador no es la mejor ni la más adecuada para México. Los resultados, las pérdidas, los derrames, los accidentes, el huachicoleo, la corrupción y la baja de calificación por parte de agencias internacionales, hablan por sí solas del estado actual de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). AMLO le apostó a un modelo diseñado para las condiciones del siglo pasado, las cuales no son ya las del Siglo XXI. La apuesta a la refinación y destinarle cuantiosos recursos públicos para hacerlo sustentable, siguen registrando números rojos y evidentemente ese no es el camino. El próximo sexenio requiere cambios en esta política energética. Está a debate cuáles y aún no se sabe el camino a seguir.
El modelo energético del país está en el centro de la confrontación presidencial rumbo a la elección del 2 de junio. Sin duda, requiere ser analizado, debatido y sustentado en un análisis profundo, a fin de definir una política la cual beneficie al país y permita avanzar con congruencia con la situación actual a nivel nacional. La oposición señala la necesidad de cambiar el modelo de negocios de Pemex y sus refinerías; y concentrarse en las actividades en donde no se pierda dinero. Esto implicaría convertir las refinerías en unidades de negocios del futuro, lo que llevará a capacitar a los empleados para otro tipo de actividades, como producción de biocombustibles, almacenamiento y la implementación de nuevas tecnologías.
La candidata presidencial opositora, Xóchitl Gálvez, puso el dedo en la llaga del modelo energético del país al proponer cerrar las refinerías de Pemex en Cadereyta y Madero, pues generan importantes emisiones de contaminantes y pierden dinero. De entrada, la propuesta opositora implicaría pérdidas para Pemex. El año pasado, la refinería de Cadereyta, ubicada en Nuevo León, procesó, en promedio, 118.7 mil barriles diarios de petróleo crudo, es decir, el 15% de la producción del Sistema Nacional de Refinación (SNR). Para el caso de la refinería Francisco I. Madero, en Ciudad Madero, Tamaulipas, la refinación fue de 75.6 mil barriles, es decir, 9.5% del total de Pemex, según datos oficiales. Entre ambas refinerías aportaron 25% del proceso de petróleo crudo durante 2023.
El año pasado, la refinería de Cadereyta produjo gasolina Pemex Magna (43.9 mil barriles diarios), diésel (35.6 mbd) y combustóleo (21.9 mbd). En cuanto a la refinería de Madero, produjo Pemex Magna (17.1 mbd), diésel (13.7 mbd) y combustóleo (30.7 mbd); y gas seco (6.3 mbd de petróleo crudo equivalente diarios) y coque (5.3 mbd). En cuanto al combustóleo, un residuo que queda después de refinar petróleo crudo y utilizado para generar energía eléctrica, Cadereyta y Madero aportaron 8.4 y 11.8 por ciento del total, respectivamente.
Xóchitl Gálvez sostuvo que las refinerías deben cerrar por los riesgos a la salud de la población; ofreció a los trabajadores no perderán su fuente de empleo; y consideró las refinerías no son negocio, pues cada vez que Pemex refina un barril de petróleo para convertirlo en gasolina, el gobierno de México pierde dinero. “Tan solo entre 2020 y 2022, Cadereyta perdió 4 mil millones de pesos y Madero 26 mil millones de pesos”, destacó. Durante su visita a Campeche, uno de los estados petroleros del país, Gálvez subrayó: de ganar las elecciones presidenciales, Pemex será modernizada y de ninguna manera privatizada “como acusa falsamente” su contrincante de Morena.
Ante cientos de simpatizantes, afirmó: “ellos (Morena) ya la privatizaron, la volvieron el negocio particular de los hijos del presidente y su padrino Octavio Romero (director de Pemex)”. Durante una entrevista, dijo en su gobierno volverán las rondas petroleras en las licitaciones para la exploración y explotación de hidrocarburos, porque están en la Constitución Política. “Para mí, la ley sí es la ley. En mi gobierno se respetará la Constitución y las leyes secundarias que regulan a Pemex y la industria petrolera, así como la industria energética”, enfatizó. Durante una reunión denominada “Encuentro de Energía”, Gálvez Ruiz denunció que, por su mala administración, en este sexenio Pemex ha perdido 800 mil millones de pesos, “por ineptos, por corruptos, por tarugos”, dinero de los mexicanos que se pudo invertir para mejorar los servicios de salud, la seguridad y los programas del campo.
La candidata presidencial oficialista, Claudia Sheinbaum, salió a contradecir a su contrincante en la contienda por la Presidencia, pero sin aportar datos duros, sólo defendiendo la política energética del presidente AMLO, aunque admitió la necesidad de hacer cambios. De gira por la zona sur de Veracruz, criticó la “ocurrencia” de cerrar refinerías. Por el contrario, dijo, su proyecto implica el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Durante recorridos por los municipios de Coatzacoalcos y Minatitlán señaló: “Allá hay ocurrencias y aquí hay ciencia con conciencia. La petroquímica se tiene que rescatar, renacer, ya inició el presidente la producción de fertilizantes y lo vamos a continuar porque es para el bien del país, de nuestra soberanía y también de la iniciativa privada. En el caso de los fertilizantes y la petroquímica, todo es una tragedia porque se privatizó y luego se abandonó”, dijo y recordó que durante el gobierno de Vicente Fox y Felipe Calderón se tuvieron excedentes petroleros millonarios y cuestionó: “¿Dónde están esos millones de pesos? ¿Nos acordamos de alguna obra de Fox o de Calderón? Por eso digo, ¿qué se quiere, regresar al pasado de corrupción, de privilegios, de cierre de refinería y de privatización, o continuar con el renacimiento de México? Eso significa el fortalecimiento de Pemex y de CFE, también la inversión privada, no estamos en contra. Estamos en contra de la corrupción”.
SIGUEN LOS BONOS BASURA
Por supuesto, Sheinbaum no se refirió a la actual situación de Pemex, a las explosiones, a los lamentables accidentes, al huachicoleo, a los derrames de petróleo, ni mucho menos a la calificación de sus acciones por parte de las agencias internacionales. Según Moody´s, Pemex continuará registrando flujos negativos y ya requiere cada vez más recursos para fondear las “constantes pérdidas en el negocio de refinación”. Además, enfrenta riesgos por los altos gastos por servicio de su deuda debido al incremento en las tasas de interés; y lo cercan los inminentes vencimientos de deuda para el periodo 2023-2025.
El mes pasado, el mercado reaccionó a la baja de calificación que Moody´s aplicó a Pemex, y cayeron los bonos de la petrolera mexicana. De acuerdo con datos de Bloomberg, los bonos con vencimiento en 2023 retrocedieron 2.9 centavos por dólar, mientras el rendimiento adicional que los inversionistas exigen para mantener la deuda de Pemex con vencimiento en unos seis años sobre la deuda soberana mexicana se amplió más de 60 puntos básicos a 4.93 puntos porcentuales.
Según lo señalado por Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para el último año del gobierno de AMLO, se dieron apoyos a Pemex por hasta 200,000 millones de pesos, lo que garantiza el pago de sus compromisos de deuda para 2024. Si bien es un respiro para la petrolera y el mercado en general, no es suficiente, pues persiste la incertidumbre sobre su rumbo más allá de 2024. Para el mercado, es preocupante que no haya un plan de largo plazo.
A principios del mes pasado, Moody’s bajó la evaluación crediticia de la petrolera desde B1 a B3, argumentando los crecientes requisitos de liquidez, aumento de costos y los vencimientos de deuda. “La empresa enfrenta riesgos comerciales cada vez mayores a medida que continúa ampliando su capacidad de refinación e intenta aumentar la producción”, dijo la calificadora. La agencia también destacó que el apoyo a Pemex por parte del gobierno de AMLO pasó de “muy alto” a “alto, a pesar de que por primera vez en un presupuesto fueron contemplados de manera abierta apoyos a la petrolera”.
Pemex es considerada la petrolera más endeudada del mundo, pero el gobierno de AMLO festeja que su deuda ha bajado un 17.4% en esta administración hasta los 106,800 millones de dólares, una supuesta reducción de 22,500 millones de dólares.
DE LOS PASILLOS
Ante los embates de la oposición al gobierno federal por la inadecuada política de seguridad, el gobierno de López Obrador se concentra en refutar los dichos y anuncios de los partidos opositores. Hoy tocó el tema de las personas desaparecidas o no localizadas en el país y ofreció una buena “rasurada” de estas víctimas. Según los datos oficiales, la cifra se ubica en 99 mil 729, informó Luisa María Alcalde, quien ofreció hoy una actualización del censo, es decir, del recorte oficial: del mes de agosto del año pasado al 15 de marzo de este año, se agregaron 9 mil 427 registros más, de los cuales 5 mil 476 personas fueron localizadas, lo que da un total de 114 mil 815 personas desaparecidas al corte de enero a marzo de 2024. La funcionaria dijo que debe restarse 15 mil 158 al haber sido localizadas y con pruebas de vida. Por ese motivo, hoy en día el padrón de personas desaparecidas o no localizadas en México asciende a 99 mil 729 personas, según cifras oficiales. Alcalde explicó en los últimos tres meses fue posible localizar a 20 mil 193 personas, de las cuales 4 mil 656 fueron en visitas casa por casa; 4 mil 629 por informe de defunción; 10 mil 717 fueron informados por la autoridad local como localizados y 191 personas encontradas en centros penitenciarios y que estaban registradas como desaparecidas… ¿Usted entiende las apariciones “casa por casa” o esas búsquedas?…
Por cierto, el padre de las funcionaria Alcalde, es nada más y nada menos que el encargado de decidir el futuro de los trabajadores del Nacional Monte de Piedad. Representa a la otrora benéfica fundación y obviamente es el negociador de las liquidaciones sin que se entreguen cuentas del enriquecimiento de esta institución con la cantidad de oro y piedras preciosas de las cuales pudieron apropiarse porque los necesitados las empeñaron y ya no pudieron rescatarlas al pasar la pandemia y multiplicarse, con el pago de intereses, sus adeudos. Han cerrado varias casas de empeño y le dan vueltas a los pignorantes para lograr les entreguen sus bienes. Donde aparece el abogado Arturo Alcalde, hay negocio, eso sí es seguro.