Somos Nuestra Memoria
Por Boris González Ceja
El dolor derivado de padecimientos como la ansiedad y depresión tiene solución;
no obstante, algunas personas buscan “respuestas” equivocadas o que ofrecen el
olvido de estos sentimientos por unos instantes, ya sea a través del alcohol, de las
compras excesivas, del robo, etc.
Tanto la depresión como la ansiedad pueden ser exacerbadas por situaciones
estresantes y falta de autocuidado, pero en todos los casos, con atención
profesional, pueden llegar a un buen puerto, ya que debemos entender que estos
padecimientos son representantes de otros problemas.
Como profesionales de la salud mental, te compartimos algunos consejos para
aliviar la angustia que generan la ansiedad y la depresión:
Busca ayuda psicológica: aunque parezca una obviedad, muchas personas
piensan que con el tarot o los horóscopos van a encontrar luz en la obscuridad, y
es un poco más complicado que eso. De hecho, para algunos puede significar
grandes pérdidas sentimentales, económicas y energéticas, el no contar con
atención profesional. En el consultorio virtual puedes encontrar ayuda
Ama: Conectarse con tus seres queridos a través del diálogo diario, ya sea
presencial o virtual en caso de que se encuentren lejos; es fundamental estar
cerca de esa red de apoyo que representa la familia, búscalos, procúralos,
perdona sus faltas. Siempre es bueno saber que somos imperfectos, que hay que
procurar el lado positivo, porque lo negativo llega solo.
Pasea: Sal a pasear con tu perro, o solo en la naturaleza y toma un poco de
vitamina D natural. Convivir con las personas, ser generoso, hacer donaciones y
buscar a las personas, sobre todo después del COVID 19 que nos dejó tan
ensimismados, es una necesidad apremiante.
Haz actividad física: Mantente en forma. Sal a correr o saca tus pesas. El deporte
permite a las personas conocer su cuerpo, retar la concentración y liberar
sustancias que nos hacen apreciar mejor el mundo. A algunos no les alcanza con
ir al gym: si todavía te sientes mal, haz una cita con un psicólogo. No estás solo,
hay muchos psicólogos que están haciendo asesoramiento virtual.
Date chance: Deja de ser tan duro contigo. Si no te cuidas a ti mismo, entonces
¿cómo puedes cuidar a los demás? Aprender a soltar, a dejar, a expresarte.
Conoce tu debilidad: Ser resistente es importante ante una crisis. La resiliencia
es la habilidad de una persona para enfrentar una urgencia, y cuando actuamos
desde nuestras fortalezas podemos hacer más con menos. La resiliencia significa
considerar los problemas como circunstancias aceptables o problemas que
pueden ser cambiados.
Acepta tus pensamientos: todos tenemos pensamientos buenos y malos, pero
saber que su pensamiento es solo eso, al igual que un sentimiento, hace que las
cosas sean mejor en sociedad. Evita luchar contra ellos y simplemente acéptalo y
déjalo pasar. Lidiar con pensamientos difíciles es muy humano.
Medita: La meditación es el uso de la atención para calmarse.
Respira: Aunque el yoga no sea lo tuyo, el tipo de respiración que se realiza
durante el yoga tiene beneficios increíbles. Respirar os hará libres.
Ríete: Esto lo puedes hacer leyendo esta columna o viendo una comedia. Reírse
es un arte, una práctica y un hábito. ¡Que la amargura no te domine, sonríe!
Está presente: Un buen truco para hacer pasar un ataque de pánico es forzarme
a decir una cosa que pueda ver, una cosa que pueda oír, una cosa que pueda
tocar, y una cosa que pueda oler (por ejemplo, las hojas verdes revoloteando en la
rama, el sonido de los coches en mi calle, la cabeza de mi hijo y mi taza de té).
Concéntrate: aprende a comprometerte con los valores vinculantes (puntualidad,
respeto, reciprocidad) y en lo que es importante para ti.
Practica la gratitud: busca las cosas buenas de la vida. Agradece a tu cuerpo. Ya
que como es sabido, la gratitud atrae abundancia, y la queja atrae pobreza.
Trátate con compasión: Date el respeto que te mereces y sé más consciente de
ti mismo, perdónate y aprende a perdonar a los demás.
El cuidado de sí es un requisito indispensable para poder cuidar a nuestros hijos, a
nuestro equipo de trabajo y compañeros de oficina. ¿Cómo podemos ser mejores
personas sino nos cuidamos a nosotros mismos?
Causas y azares…
La falta de presupuesto público del Gobierno Federal y de los Estados a la
Secretaría de Salud, con el personal eventual precarizado y hecho de lado,
es una clara afrenta a la vida de las personas vulnerables, una estafa por la
que no votamos nadie.
Darle más dinero a las Universidades públicas con la corrupción que tienen,
es como darle dinero a un borracho para que se rehabilite. Sin un sistema
realista de control, con falta de transparencia, son un barril sin fondo, un
dolor para los que aportamos nuestros impuestos.
Hasta la próxima, que lo que angustia no es ni esto ni aquello, es el mundo mismo.
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