Para nuestro infortunio, lo que amenaza ahora a México va más allá que la decena trágica, que la dipsomanía de Victoriano Huerta y la intervención directa del embajador de Estados Unidos. La “impreparación” de los líderes lo facilitaba todo. Hoy saben leer y escribir e incluso tienen posgrados, lo mismo militares que civiles.
El dilema se incuba en los orígenes y la formación educativa en el hogar, y la empatía. En el hambre con la que crecieron y la manera en que esperan satisfacerla. Cuando son palurdos, poco importa si su actividad para hacer por la vida es civil o militar. Un sargento y un inspector de policía pueden ser igualmente grotescos, dañinos y criminales. Algo desconocido, pero vivido por ellos, los impulsa a vengarse en la sociedad, sin importarles si se llevan entre las patas a sus familias y su propio futuro.
Hay otra distancia que únicamente entrevimos en el 68. El ruido, ese que marca en las aceras el ritmo cadencioso del paso veloz de la tropa, que cubre y hace que olvidemos los gemidos de miedo de todos los que desconocemos lo que viene después.
Cierto es que no todos los militares son iguales y propensos a la violencia, de la misma manera que tampoco lo son las policías. Me he topado con elementos de las corporaciones policiacas auténticamente educados y responsables, como tengo trato con miembros de las Fuerzas Armadas cultos, inteligentes y bien dispuestos al respeto constitucional, pero de los capitanes hacia abajo, ¿quién sabe lo que ocurre en la mente de los soldados?
Es obvio que crecieron obedeciendo órdenes y acostumbrados a que se obedezcan las que ellos imparten, pues de otra manera no ascienden en el escalafón, y tampoco se explica que, conociendo de las normas legales, se hayan presentado armados y con la pretensión de ingresar al salón de plenos de la Cámara de Diputados. No fueron solos, un superior los envió. ¿Instigado por civiles o compañeros de armas? Como que quieren medir el agua a los camotes.
Esos que así proceden, a pesar de ser de alto rango, son la soldadesca (Jorge Rafael Videla, Augusto Pinochet, Hugo Chávez), la que vimos actuar lo mismo en Argentina que en Chile, Venezuela, Nicaragua, Guatemala e incluso Estados Unidos, pues de otra manera no se explica su presencia en el mundo. ¿Eso queremos?
Al decir de nuestro gran prócer y patricio, la concentración del domingo 26 organizada por los conservadores, rancios y corruptos, “es una manifestación del PRI, del PAN, del PRD y de algunos potentados corruptos”, subraya. El tono sugiere rechazo, invita a los rompedores y golpeadores, para que una protesta honesta y dispuesta a defender a México y no los embozados intereses de Andrés Manuel López Obrador, como los defendidos con la destrucción del AICM.
Todo derramamiento de sangre, toda violencia, todo agravio y agresión a la protesta del domingo, es responsabilidad del titular del Ejecutivo.