El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, sobrevivió hoy a dos mociones de confianza en la Asamblea Nacional, en medio de una situación política muy inestable. En el primer intento, la izquierda impulsó la caída del gobierno, pero no alcanzó el número requerido de votos. En el segundo intento, la derecha extrema también lo intentó sin éxito, dejando al gobierno de Macron con vida, aunque en condiciones delicadas.
La clave estuvo en una promesa: suspender la polémica reforma de pensiones que pretende elevar la edad de retiro de 62 a 64 años. Esa medida había generado rechazo en sectores del Partido Socialista y de sindicatos, que presionaron para que el gobierno desistiera temporalmente. Esta concesión permitió que algunos legisladores dudosos no apoyaran la moción.
Pero la victoria es frágil. El gobierno opera en minoría parlamentaria, lo que obliga a Lecornu a negociar con distintos bloques —izquierda, centro y derecha— para sacar adelante leyes importantes como el presupuesto 2026. Ese documento debe aprobarse antes del 31 de diciembre, o habrá riesgos de crisis institucional.
La presión crece, porque Francia enfrenta compromisos fiscales severos para reducir su déficit. Hay propuestas de impuestos especiales a los más ricos y recortes en gasto público como parte del esfuerzo. Sin una mayoría clara, la implementación será difícil.
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Además, la fragmentación política deja al país vulnerable a maniobras legislativas inesperadas. Coaliciones inestables podrían formarse momentáneamente para bloquear leyes del gobierno. Cada voto cuenta en una cámara tan dividida como la francesa hoy.
El ambiente en París está tenso. Ciudadanos y sindicatos observan cada paso, mientras la oposición planea nuevas ofensivas sobre temas como salud, educación y derechos laborales. Las protestas podrían intensificarse si el gobierno no cumple promesas.
Internacionalmente, Francia será observada de cerca: un gobierno débil puede perder influencia en la Unión Europea y en negociaciones multilaterales. Sus socios europeos podrían intentar influir para mantener estabilidad en el bloque.
Este resultado demuestra cuán permeable es la política francesa a los cambios de humor legislativo, y lo difícil que es gobernar sin mayoría. Lecornu necesita alianzas fuertes y coherentes pronto para evitar un colapso.
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