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Por cuarto año consecutivo disminuyó el gasto a inversión pública y en cambio aumentaron subsidios no sólo a ninis, adultos mayores y siembra de árboles, sino también a la generación de energía sucia, el AIFA (SEDENA) y desde luego mantener precio ficticio a gasolinas.

Todo ello, como bien dijo el ganso, no como una cuestión personal, sino como estrategia política que, a cambio de limosnas para los conformistas, pagamos todos los mexicanos y como país, nos sume en la mediocridad, opacidad, corrupción, desconfianza nacional e internacional, en tanto que las expectativas del déficit aprobado por 1.3 billones de pesos, se eleva a 1.5 billones y se inhiben inversiones por cerca de 35 mil millones de pesos.

Ese es parte del costo que pagamos 129 millones de mexicanos por los caprichos del ganso quien continúa con el dren de dinero a la secretaría de la Defensa Nacional no sólo entregándole las concesiones “sin ver” de obra pública como el Tren Maya o el Aeropuerto Felipe Ángeles sino también la administración de los mismos, o sea, el negocio, con lo cual se crea una nueva casta de militares privilegiados, con mandos millonarios y salpicados de corrupción, sobre todo en la entrega de contratos sin licitación y a empresas fantasma.

También, les da dinero para mantener esas obras sin proyección financiera, como sucede con el trenecito Maya, cuyo costo se triplicó con todo y el recorte de recorrido. O el mismo AIFA, a donde hasta el tercer trimestre del año pasado se inyectó un226 por ciento más en subsidios y que seguramente se incrementaron al finalizar el año, amén de los gastos de este 2023 que iniciaron para “limpiarle la cara” y recibir al presidente de Estados Unidos Joe Biden.

En total, en comida, servicios médicos y nómina, s ele entregaron a los generales de la Sedena en nueve meses del 2022, más de mil 370 millones de pesos (24 horas), frente a los 419.4 millones presupuestados, a los cuáles deberán sumarse los 200millones de dólares que se pagaron del TUA del AICM por la deuda de cancelación del NAIM, a la cual faltan 16 años para saldarla.

O sea que además de los 300 mil millones directos que costó la cancelación, hay que ir sumando los 120 mil millones que dicen costó el AIFA, más los subsidios en su primer año de operaciones. El diferencial en tres trimestres de 2022, fue de 951 millones frente a lo presupuestado. Y así, se suman más y más recursos que se escamotean de inversión pública productiva. Las cuentas de todo el año las sabremos en marzo.

Tan es así que este año, recursos presupuestales se irán a amortizar deuda de Pemex y las pérdidas de la CFE, en tanto los subsidios a las gasolinas, también en una estrategia política, se volvieron a incrementar por parte de la secretaría de Hacienda a instrucciones del machuchón de Macuspana.

De tal suerte que los 300 mil millones de 2022, aumentarán en este año con cargo al déficit presupuestal con el fin de controlar inflación, aunque será como guardar la basura bajo la alfombra.

Y es que el “apoyo fiscal” para la magna subirá de 54.80 por ciento a 61.44 por ciento, en tanto que la Premium se apoyará con el 40.11 por ciento en vez del 20.15 por ciento en tanto que el diésel será apoyado con el 98.52 por ciento.

Esperemos que no se compliquen las negociaciones del T-MEC porque si eso sucede, nos cierran la llave de Estados Unidos y Canadá con un comercio que supera el 1.6 billones de dólares.

Por lo pronto hay 33 proyectos de inversión en energía y eso significan muchos miles de millones de billetes verdes que no entra a la economía que cada día se hace más dependiente de las remesas que llegan precisamente del norte.

Por AL PE

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