En ésta Cuarta Transformación de la República se transita por dos políticas cuya co-existencia es aparentemente pacifica, muy tolerada y diametralmente opuesta. Una es la política del neoliberalismo creador de la narco-política, por la que se pronuncian todos los gobernantes y ex gobernantes corruptos. La otra es la política de “abrazos y besos” a la delincuencia, o sea, la llamada política de Andrés Manuel López Obrador. Ésta última se encuentra avalada por Alejandro Gertz Manero y su necedad de no investigar al narco-jurista más célebre de todos los tiempos.
Todas estas discrepancias o afinidades podrían y tienen que ser resueltas en términos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La pregunta obligada es ¿Hacia dónde vamos?. ¿Hacia dónde nos dirigen esos contrastes y coincidencias?.
Unos cuantos meses más y habrá concluido la historia del neoliberalismo y de la Cuarta Transformación de la Nación. Épocas políticas confusas e inciertas, que no lograron alcanzar la justicia que pregona nuestra Carta Fundamental, la que justamente se esperaba, o sea, orientar a la narco-política en términos de ley, para que en su momento pudiera ser sancionada. Por ello cabe una vez más preguntar ¿Tantas promesas y mentiras a dónde nos han llevado?. ¿Qué es lo que se ha logrado obtener?. La respuesta correcta sería: Nada.
La política de ambos tiempos ha hecho de México un verdadero laberinto, con intrincadas redes de corruptos y recintos de justicia en donde habita la impunidad, en donde se contradicen los designios divinos de nuestra Carta Republicana. Los gobernantes de ambas temporadas ello no lo entienden, confunden delitos y ahora los aplauden, lo que impide la aplicación irrestricta del espíritu de nuestra Suprema Ley.
México se ha convertido, no en lo que debe de ser, sino en una encrucijada imparable y maligna por esas incorrectas maneras de actuar y pensar, nuestros políticos de dichos periodos sólo buscaron y buscan encontrar las veredas que conducen a caminar por lo absurdo y para otorgar complicidad a la delincuencia. Con esa obstinación e insensatez México no avanzará. Va a perder.
Si esos gobernantes neoliberales y actuales lo quisieran saber, se les diría que nuestro Pacto Federal es el estatuto que organiza a México para triunfar, en él se expresa el sentimiento y la necesidad de sus gobernados, sus mejores ideales de justicia y el encausamiento de la soberanía —del que tanto hablan en esas tribunas mañaneras— dentro del orden y la legalidad.
Nuestra Ley Suprema identifica al gobernante con el gobernado, en el momento en que ella se aplica, mostrando una diáfana conjugación de intereses nacionales, asegurando y fortificando con ello, el ejercicio de nuestras instituciones y garantizando los derechos inalienables de los mexicanos para obtener justicia.
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, invita una vez más a Andrés Manuel López Obrador, a evitar que México siga pisando sobre terrenos movedizos y peligrosos, que pueden hundirnos en forma inevitable por inconcebibles precipicios. Se puede evitar ello aplicando correctamente otra política, no la de “abrazos y besos”. Ley y cárcel es lo adecuado.
Es cuanto.