En un giro sorprendente, el diputado local Óscar Castrejón ha anunciado su decisión de no buscar la candidatura de Morena para la alcaldía de Chihuahua. Se especula que esta determinación podría estar influenciada por las preferencias de la dirigencia estatal de Morena, liderada por Brighite Granados, que aparentemente está respaldando al expanista Miguel La Torre para la contienda. Aunque siempre existe la posibilidad de un cambio de opinión, la postura actual de Castrejón refleja la creciente percepción de que la cúpula de Morena tiende a favorecer a figuras externas en lugar de respaldar a sus bases, una tendencia que se ha evidenciado en elecciones anteriores, donde exmiembros de otros partidos han obtenido candidaturas destacadas.
La historia del bar «La Regina» parece estar escrita con tintes de impunidad y desafío a la autoridad. Desde el incidente de junio pasado, cuando un guardia privado se enfrentó a elementos de Seguridad Pública Municipal y Gobernación, hasta el reciente ataque a balazos que dejó tres heridos, el lugar ha desafiado las normas y ha desatado la preocupación de los vecinos.
A pesar de la clausura temporal y las sanciones anteriores, «La Regina» sigue operando, generando la percepción de que las multas y cierres temporales no son suficientes para frenar sus actividades problemáticas. La ausencia de medidas efectivas por parte de la autoridad plantea un desafío importante, ya que el bar parece operar con la creencia de que puede eludir las consecuencias de sus acciones. La situación no solo resalta la necesidad de una intervención más enérgica de las autoridades, sino también la importancia de revisar y fortalecer los mecanismos de control y sanción para evitar la repetición de estos episodios en el futuro.
La propuesta de «uniformar» las unidades del transporte urbano en la ciudad por parte del Gobierno del Estado ha generado risas y molestias entre los concesionarios. Aunque la idea podría mejorar la imagen urbana, los colores de los camiones han sido históricamente distintivos de diferentes grupos de concesionarios, reflejando divisiones y rivalidades. La resistencia de los concesionarios a perder la identidad de sus unidades y afrontar posibles pérdidas en publicidad destaca las complejidades de implementar un cambio tan significativo en un sistema con intereses diversos.
Más allá de las disputas sobre colores, la propuesta también pone de relieve problemas más urgentes, como la seguridad. La uniformidad podría evidenciar los camiones «maquileros» con láminas convertidas en armas mortales, que han causado numerosos accidentes fatales y que, en muchos casos, operan con menos regulaciones que los camiones de ruta urbana. Además, la cuestión de quién asumiría los costos de la pintura, rotulación o vinilos plantea interrogantes adicionales sobre la viabilidad de esta propuesta y la cooperación de los actores involucrados en el sistema de transporte.