POR CARLOS JARAMILLO VELA
El futbol une al mundo.
Reforma electoral: entre la desaprobación, la terquedad y la desesperación.
El futbol se sitúa más allá de ideologías políticas; está por encima de las
diferencias entre democracias y dictaduras. Al futbol no le afectan las posturas de
los populistas, los liberales o los conservadores, los conformistas o los
aspiracionistas, los lopezobradoristas o los opositores. La popularidad y el poder
del futbol son de tal magnitud que este deporte logra captar la atención de las
personas en todos los países, sin distinciones raciales, económicas, culturales,
religiosas o políticas.
Hoy, a unos días de que se definan los contendientes que disputaran el juego final
del Campeonato Mundial de Futbol Qatar 2022, en todos los países se habla del
balompié, y particularmente de los acontecimientos y sorpresas ocurridos en esa
magna competición internacional, en la que potencias como Argentina, Alemania,
España, Brasil y Portugal no han estado exentas de tropiezos ante rivales de
menor jerarquía que han mostrado su buen desempeño, como Arabia Saudita,
Japón, Croacia o Marruecos. El futbol hoy como cada cuatro años une al mundo
en torno a un objetivo: testificar la hazaña deportiva de la selección de campeona
que logra coronarse e inmortalizar su nombre en la historia futbolística.
Sobradas y justas críticas ha recibido el llamado Plan B de la reforma electoral
propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador a las cámaras de
diputados y senadores, luego de que el bloque de diputados de la alianza
opositora Va por México (PRI-PAN-PRD) rechazara la iniciativa original planteada
para reformar la Constitución y efectuar cambios sustanciales a la legislación
electoral. En virtud de ser de menor calado que el proyecto de reforma original, al
denominado Plan B le bastó la aprobación precipitada por los legisladores de
MORENA y sus partidos aliados (PT y PVEM) en la Cámara de Diputados, para
pasar al Senado, siendo esta última instancia donde se detectaron graves errores
de legalidad e inconstitucionalidad en la minuta.
A raíz del hallazgo de tales irregularidades el gobierno morenista tuvo que
reconocer las equivocaciones cometidas. El Secretario de Gobernación, Adán
Augusto López, dijo que debido a un descuido el documento que “aprobaron” los
diputados morenistas y comparsas no era el definitivo, sino un “borrador” o
preliminar. Por su parte, el presidente López Obrador, fiel a su estilo simplista con
el que suele esquivar los asuntos que le son incómodos, trató de minimizar los
yerros diciendo que “los duendes hicieron sus travesuras”. Lo sucedido con el
supuesto Plan B puede arrojar varias lecturas, sin embargo, es innegable que ante
la desaprobación del proyecto original cuyo propósito era dejar el control de las
elecciones en manos del gobierno y MORENA, el erróneo Plan B es producto de
la desesperación del presidente por imponer a ultranza una “reforma electoral” por
mínima que ésta sea.
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