erika rosas

El amor tiene una actitud de borrador. Las diferencias de carácter o de afición que vemos con la persona que nos gusta desaparecen y terminamos por contemplarnos el uno al otro; y es que el tiempo pasa y de repente, la famosa frase de “nos complementamos” se vuelve un fastidio.
Poco a poco, se va minando hasta que un buen día, pensamos que somos demasiado diferentes para continuar juntos. Y surge el primer paso para la separación. Según los últimos datos publicados por el INE, en Chihuahua en 2020 por la pandemia de la COVID-19, disminuyó a 28, pero en 2021 se volvieron a incrementar, por cada 100 matrimonios ocurrieron 33 divorcios.
Esto es una barbaridad, y eso que no contabiliza las relaciones amorosas que se rompen sin papeles de por medio.
Sí, lo sé, el amor mezclado con datos es hasta de mal gusto, porque el amor depende de muchos factores ajenos al algoritmo y la estadística pero, ¿nos pueden servir de algo las matemáticas en el amor? La doctora de la Universidad de Londres Hannah Fry afirma que sí. Porque como todo en la vida, el amor ofrece patrones de comportamiento que pueden ayudar a prever nuestro futuro amoroso, y las matemáticas miden precisamente eso, patrones de conducta.
Hannah Fry, en su ponencia ‘Las matemáticas del amor’, cita un estudio realmente curioso realizado por el psicólogo John Gottman, quien analizó varios años a varias parejas casadas a quien pidió que en sus sesiones discutieran los temas más conflictivos de su relación. De esta manera Gottman pudo confeccionar a través del tipo de diálogo y discurso de cada pareja un sistema tan perfeccionado que fue capaz de predecir, junto al matemático James Murray, en un 90% los divorcios que se producirían entre las parejas que trató.
De ahí que la observación y las matemáticas, ayudaron a confeccionar un modelo de trabajo bajo un concepto que denominó ‘Umbral de la Negatividad’. Este modelo hace referencia a todo aquello que nos molesta y que acaba provocando discusiones con nuestra pareja. Siguiendo la lógica se podría concluir que aquellos que tienen un umbral más alto de tolerancia, un umbral más alto de negatividad, tendrían más oportunidades de mantenerse en pareja que los que rápidamente protestan ante algo que les perturba.

Pero no es así. Lo curioso es que se trata de todo lo contrario. Las personas con un umbral bajo de negatividad son las que en pareja consiguen mantener las relaciones muchos más años. Son más duraderas aquellas relaciones que no dejan pasar las pequeñas cosas molestas desde el inicio, sino que con honestidad y rapidez discuten todo lo que les va sentando mal y van modulando de esta manera una forma de vida en común más satisfactoria. Mientras, los que acumulan reproches por no discutir, terminan las relaciones en un porcentaje mucho más alto. Quizá porque cuando explotan aparece el acumulado, comienzan a vaciar las maletas llenas de reproches y la negatividad se vuelve inaceptable, sin posibilidad de vuelta atrás.
Así, Fry aconseja hacer lo contrario de lo que todos hacemos en las fotografías, que es tapar nuestros defectos. Es decir, los matemáticos aconsejan que si quieres ser más popular y eres calvo, no te pongas una gorra, o si te sobran unos kilos no cortes la foto a la mitad. Pues las matemáticas no engañan aquí tampoco. A quien no le gustes no le gustarás igualmente, y a quien le gustes, te amará con tus defectos publicitados sin complejos desde el principio.
Pero tranquilos, hay esperanza también en el amor eterno matemático. Está comprobado que las personas mayores que enviudan después de pasar toda la vida con su pareja, tienen un porcentaje mucho mayor que el resto de morir al poco tiempo. Es triste pero hermoso a la vez. Contigo a la eternidad. Como conclusión, y siguiendo con las matemáticas en el amor, …

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